M. L. ANDREASEN-Carta Nº 3: Degradando a la Sra. White.-
Foro Adventista - Revista Adventista Nuestro Firme Fundamento :: Escritores Adventistas :: M. L. Andreasen
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M. L. ANDREASEN-Carta Nº 3: Degradando a la Sra. White.-
Carta tres: Degradando a la Sra. White.-
Cartas a las Iglesias por M.L. Andreasen.
Hace algunos años atrás mientras estaba viajando por el norte de Minnesota, me quedé una semana en un pequeño pueblecito, ya que no había ningún tren ese domingo y los autobuses no existían. No me gustó quedarme solo, por lo cual decidí ir al centro con la idea de encontrar un servicio público. Hice un pequeño letrero a mano donde decía que yo iría a hablar a la noche a respecto de los “Adventistas del Séptimo Día”. Confieso que hubiera preferido no hablar, porque necesitaba descansar. Mi letrero ciertamente no iría a atraer muchas personas.
Para mi sorpresa el lugar estaba bien lleno. A medida que las personas demostraban interés en el tema, decidí hacer otra reunión para la tarde. De repente, llegó un hombre bien vestido a la reunión, se presentó como el pastor eventual de la única iglesia del lugar, y me invitó a que fuera a su iglesia y hablase en la tarde. Le recordé cuál era mi tema, pero él dijo que estaba bien y que yo podría ir y hablar de los Adventistas. Le agradecí y acepté su invitación.
Después de la reunión de esa noche, me dijo que estaba medio arrepentido de haberme invitado. “Cuando lo escuché esta tarde”, me dijo, “pensé que usted sería una persona inteligente. Ahora veo que no lo es”.
–“¿Qué lo hizo cambiar de opinión?”
“Usted dijo que creía en el Génesis”
– “¿Y usted no?
“¡Claro que no! Ningún hombre inteligente cree en la historia de la creación del Génesis”
– “Entonces, usted... ¿no cree en el Antiguo Testamento?
“Ningún hombre inteligente cree en eso”
– “¿Cree en el Nuevo Testamento?”
“Bien, sí, hay algunas cosas buenas en él. Pero cuando llegamos a Pablo, pierdo la línea. Él es la causa de todos nuestros problemas”
– “¿Y qué piensa de Cristo?”
“Un buen hombre, un muy buen hombre. Desde luego que tuvo sus fallos, pero fue un buen hombre”
– “¿Usted es ministro?”
“Si, en cierta manera. Soy presidente del Seminario __________. Estoy aquí de vacaciones y estoy substituyendo temporalmente al pastor de este pueblecito, uno de mis estudiantes”.
Esto nos llevó a una conversación que duró casi toda la noche, y que me fue muy útil. Yo estaba de algún modo al tanto de su institución y uno de sus profesores estaba dando algunas clases allá.
– “¿Usted le enseña a sus alumnos lo que me ha contado esta noche?
“Sí, y mucho más”
– “Y los estudiantes ¿se lo dicen a las congregaciones?”
– “¡Oh, no! Eso no se hace. Las personas no están listas para eso. Ellos son mucho más conservadores que los que predican. Tenemos que andar despacio con ellos”.
Este episodio me vino a la memoria ahora que he estado considerando la situación de nuestra denominación en estos últimos años. He estado inquieto desde que escuché por primera vez que nuestros dirigentes estaban negociando con los Evangélicos; pero esperaba que la tentación de hacer que nuestras iglesias fuesen contadas con las de ellos, no seduciría a nuestros hombres. Hemos escuchado demasiados sermones sobre el texto: “El pueblo debe andar solo, y no debe ser contado entre las naciones” (Núm. 23:9), como para ser engañados. Cuando las negociaciones fueron consideradas un secreto, fue un tiempo antes de que se filtrase cualquier noticia. Cuando se filtró algo, fue preocupante. Washington dio a conocer unas pequeñas noticias, y todos los demás me dijeron que no tenían nada que decirme. Sin embargo, quedó claro que nuestros dirigentes estaban siendo influenciados y que se habían dado algunos pasos, de los cuales sería muy difícil volver atrás.
La primera noticia auténtica no vino de nuestros dirigentes o a través de nuestras revistas, sino de publicaciones Evangélicas fechadas en Septiembre de 1956, en una edición especial, diciendo lo que ya había sucedido. Estos hechos eran tan increíbles que dudamos en darles crédito. Estábamos seguros de que lo que estaba siendo dicho por esas publicaciones nunca había sucedido, y de que nuestros dirigentes prontamente lo desmentirían. Esperamos un año. Esperamos dos años. Pero hasta esta fecha no ha habido protesta o desmentido alguno. A regañadientes, la hemos tenido que aceptar como verdad. Consideremos cómo se ha desarrollado la situación.
Nuestros Periódicos.-
Cuando leo la Review and Herald (la Revista Adventista en inglés), encuentro los artículos generalmente útiles. Los contribuyentes citan profusamente el Espíritu de Profecía, así como lo hacen los editores y los escritores. A veces no concuerdo con cierta posición, la cual me parece que está equivocada, pero esto no es muy a menudo. A veces aparecen informes que son sensacionalistas, y otras veces se le otorga mucho valor a las estadísticas. Pero he aprendido a no tomar muy en serio algunos asuntos menores. Leo la Review confiadamente; me deleito leyéndola. Lo mismo puedo decir de Signs of The Times (Señales de los Tiempos).
Pero no sucede eso con la revista Ministry (Ministerio), o con los diarios ministeriales. Los artículos generales son de la misma naturaleza y calidad que los de la Review, pero esto no es siempre así con los artículos especiales y con los editoriales. Estos tengo que leerlos cuidadosa y críticamente. A veces contienen lo que yo considero herejías y perversiones peligrosas de la verdad. Esto puede parecer una acusación seria. Y así es en verdad. Puedo ilustrar mejor lo que tengo en mente dando un ejemplo concreto.
La Revista Ministry (Ministerio).-
En los últimos años ha habido un cambio bien definido en el enfoque de la revista Ministry, y no ha sido para mejor. Estos cambios coinciden con el periodo en el cual nuestros dirigentes han estado en estrecho contacto con los Evangélicos. La tendencia estaba ya en evidencia, pero ahora ha florecido. Un ejemplo de esto, puedo llamar la atención a un artículo de Febrero de 1957, cuyo título decía, “La Aplicación Sacerdotal del Acto de Expiación”. Se dice que es “el entendimiento Adventista de la expiación, confirmado e ilustrado y aclarado por el Espíritu de Profecía”. Como no ha sido rechazado o no ha habido ninguna reclamación, podemos justamente concluir que está respaldado oficialmente.
La Expiación.-
El autor da un breve tributo a la “lupa” del Espíritu de Profecía, y entonces continúa y declara que la expiación “... no está, por un lado, limitada solamente a la muerte sacrificial de Cristo en la cruz. Por otro lado, tampoco está confinada al ministerio de nuestro sumo Sacerdote en el santuario celestial, en el día anti-típico de la expiación, o la hora del juicio de Dios, como algunos de nuestros pioneros pensaron erradamente al comienzo, y así lo escribieron” Ministry, Febrero de 1957, página 9. El autor señala el hecho de que el Espíritu de Profecía enseña claramente que ambos aspectos están incluidos, “un aspecto estando incompleto sin el otro, y cada uno siendo el indispensable complemento del otro” Idem. Esto es, tanto la muerte en la cruz como el ministerio de Cristo en el segundo departamento, son necesarios para la expiación. Con esto, estamos completamente de acuerdo. La muerte fue una parte necesaria de la expiación. Una está incompleta sin la otra.
Este punto tiene que ser destacado, ya que un par de frases más adelante el autor dirá que la muerte en la cruz es una expiación completa en sí misma; cito: “El acto sacrificial de la cruz es una expiación completa, perfecta y final para los pecados del hombre” Página 10. Después de haber dicho primero que la muerte sacrificial era incompleta, ahora dice que es completa, perfecta y final. No considera la muerte como una expiación parcial, sino completa, perfecta y final. Con esto no concuerdo. Las dos declaraciones son irreconciliables.
Esto es más que un mero error de palabras. Mientras en el párrafo siguiente el autor pretende reconocer la necesidad de una ministración en el santuario celestial, deja fuera toda característica esencial de la expiación y omite los datos que son esenciales para el concepto Adventista de la expiación, los cuales justifican nuestra existencia como un pueblo denominacional con el mensaje para el mundo en este tiempo.
En su explicación de la obra de Cristo en el santuario, no se refiere ni menciona Dan. 8:14: “Entonces será purificado el santuario”. Sin este texto, la obra de Cristo en el santuario no tiene significado. No menciona el año 457 a.C. o las 70 semanas, o la mitad de la semana, la cual indica el tiempo del sacrificio en la cruz, y es “... como un clavo en lugar seguro” (Isa. 22:23) en el cual nosotros fijamos todo el esquema cronológico de la profecía y que también justifica la fecha, 1844. Sacar o cambiar estos datos, y los Adventistas se quedan sin un ancla para el sistema cronológico que culmina con 1844, y quedamos sin poder justificar nuestra existencia como pueblo que tiene que proclamar este mensaje tan importante al mundo para este tiempo: “Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio” Apoc. 14:7. El autor dejó fuera cada uno de estos datos, y lo que queda, en las palabras del Dr. Barnhouse, “es insulso, caduco y no aprovechable” Eternity Extra, Septiembre de 1956, página 4.
Cartas a las Iglesias por M.L. Andreasen.
Hace algunos años atrás mientras estaba viajando por el norte de Minnesota, me quedé una semana en un pequeño pueblecito, ya que no había ningún tren ese domingo y los autobuses no existían. No me gustó quedarme solo, por lo cual decidí ir al centro con la idea de encontrar un servicio público. Hice un pequeño letrero a mano donde decía que yo iría a hablar a la noche a respecto de los “Adventistas del Séptimo Día”. Confieso que hubiera preferido no hablar, porque necesitaba descansar. Mi letrero ciertamente no iría a atraer muchas personas.
Para mi sorpresa el lugar estaba bien lleno. A medida que las personas demostraban interés en el tema, decidí hacer otra reunión para la tarde. De repente, llegó un hombre bien vestido a la reunión, se presentó como el pastor eventual de la única iglesia del lugar, y me invitó a que fuera a su iglesia y hablase en la tarde. Le recordé cuál era mi tema, pero él dijo que estaba bien y que yo podría ir y hablar de los Adventistas. Le agradecí y acepté su invitación.
Después de la reunión de esa noche, me dijo que estaba medio arrepentido de haberme invitado. “Cuando lo escuché esta tarde”, me dijo, “pensé que usted sería una persona inteligente. Ahora veo que no lo es”.
–“¿Qué lo hizo cambiar de opinión?”
“Usted dijo que creía en el Génesis”
– “¿Y usted no?
“¡Claro que no! Ningún hombre inteligente cree en la historia de la creación del Génesis”
– “Entonces, usted... ¿no cree en el Antiguo Testamento?
“Ningún hombre inteligente cree en eso”
– “¿Cree en el Nuevo Testamento?”
“Bien, sí, hay algunas cosas buenas en él. Pero cuando llegamos a Pablo, pierdo la línea. Él es la causa de todos nuestros problemas”
– “¿Y qué piensa de Cristo?”
“Un buen hombre, un muy buen hombre. Desde luego que tuvo sus fallos, pero fue un buen hombre”
– “¿Usted es ministro?”
“Si, en cierta manera. Soy presidente del Seminario __________. Estoy aquí de vacaciones y estoy substituyendo temporalmente al pastor de este pueblecito, uno de mis estudiantes”.
Esto nos llevó a una conversación que duró casi toda la noche, y que me fue muy útil. Yo estaba de algún modo al tanto de su institución y uno de sus profesores estaba dando algunas clases allá.
– “¿Usted le enseña a sus alumnos lo que me ha contado esta noche?
“Sí, y mucho más”
– “Y los estudiantes ¿se lo dicen a las congregaciones?”
– “¡Oh, no! Eso no se hace. Las personas no están listas para eso. Ellos son mucho más conservadores que los que predican. Tenemos que andar despacio con ellos”.
Este episodio me vino a la memoria ahora que he estado considerando la situación de nuestra denominación en estos últimos años. He estado inquieto desde que escuché por primera vez que nuestros dirigentes estaban negociando con los Evangélicos; pero esperaba que la tentación de hacer que nuestras iglesias fuesen contadas con las de ellos, no seduciría a nuestros hombres. Hemos escuchado demasiados sermones sobre el texto: “El pueblo debe andar solo, y no debe ser contado entre las naciones” (Núm. 23:9), como para ser engañados. Cuando las negociaciones fueron consideradas un secreto, fue un tiempo antes de que se filtrase cualquier noticia. Cuando se filtró algo, fue preocupante. Washington dio a conocer unas pequeñas noticias, y todos los demás me dijeron que no tenían nada que decirme. Sin embargo, quedó claro que nuestros dirigentes estaban siendo influenciados y que se habían dado algunos pasos, de los cuales sería muy difícil volver atrás.
La primera noticia auténtica no vino de nuestros dirigentes o a través de nuestras revistas, sino de publicaciones Evangélicas fechadas en Septiembre de 1956, en una edición especial, diciendo lo que ya había sucedido. Estos hechos eran tan increíbles que dudamos en darles crédito. Estábamos seguros de que lo que estaba siendo dicho por esas publicaciones nunca había sucedido, y de que nuestros dirigentes prontamente lo desmentirían. Esperamos un año. Esperamos dos años. Pero hasta esta fecha no ha habido protesta o desmentido alguno. A regañadientes, la hemos tenido que aceptar como verdad. Consideremos cómo se ha desarrollado la situación.
Nuestros Periódicos.-
Cuando leo la Review and Herald (la Revista Adventista en inglés), encuentro los artículos generalmente útiles. Los contribuyentes citan profusamente el Espíritu de Profecía, así como lo hacen los editores y los escritores. A veces no concuerdo con cierta posición, la cual me parece que está equivocada, pero esto no es muy a menudo. A veces aparecen informes que son sensacionalistas, y otras veces se le otorga mucho valor a las estadísticas. Pero he aprendido a no tomar muy en serio algunos asuntos menores. Leo la Review confiadamente; me deleito leyéndola. Lo mismo puedo decir de Signs of The Times (Señales de los Tiempos).
Pero no sucede eso con la revista Ministry (Ministerio), o con los diarios ministeriales. Los artículos generales son de la misma naturaleza y calidad que los de la Review, pero esto no es siempre así con los artículos especiales y con los editoriales. Estos tengo que leerlos cuidadosa y críticamente. A veces contienen lo que yo considero herejías y perversiones peligrosas de la verdad. Esto puede parecer una acusación seria. Y así es en verdad. Puedo ilustrar mejor lo que tengo en mente dando un ejemplo concreto.
La Revista Ministry (Ministerio).-
En los últimos años ha habido un cambio bien definido en el enfoque de la revista Ministry, y no ha sido para mejor. Estos cambios coinciden con el periodo en el cual nuestros dirigentes han estado en estrecho contacto con los Evangélicos. La tendencia estaba ya en evidencia, pero ahora ha florecido. Un ejemplo de esto, puedo llamar la atención a un artículo de Febrero de 1957, cuyo título decía, “La Aplicación Sacerdotal del Acto de Expiación”. Se dice que es “el entendimiento Adventista de la expiación, confirmado e ilustrado y aclarado por el Espíritu de Profecía”. Como no ha sido rechazado o no ha habido ninguna reclamación, podemos justamente concluir que está respaldado oficialmente.
La Expiación.-
El autor da un breve tributo a la “lupa” del Espíritu de Profecía, y entonces continúa y declara que la expiación “... no está, por un lado, limitada solamente a la muerte sacrificial de Cristo en la cruz. Por otro lado, tampoco está confinada al ministerio de nuestro sumo Sacerdote en el santuario celestial, en el día anti-típico de la expiación, o la hora del juicio de Dios, como algunos de nuestros pioneros pensaron erradamente al comienzo, y así lo escribieron” Ministry, Febrero de 1957, página 9. El autor señala el hecho de que el Espíritu de Profecía enseña claramente que ambos aspectos están incluidos, “un aspecto estando incompleto sin el otro, y cada uno siendo el indispensable complemento del otro” Idem. Esto es, tanto la muerte en la cruz como el ministerio de Cristo en el segundo departamento, son necesarios para la expiación. Con esto, estamos completamente de acuerdo. La muerte fue una parte necesaria de la expiación. Una está incompleta sin la otra.
Este punto tiene que ser destacado, ya que un par de frases más adelante el autor dirá que la muerte en la cruz es una expiación completa en sí misma; cito: “El acto sacrificial de la cruz es una expiación completa, perfecta y final para los pecados del hombre” Página 10. Después de haber dicho primero que la muerte sacrificial era incompleta, ahora dice que es completa, perfecta y final. No considera la muerte como una expiación parcial, sino completa, perfecta y final. Con esto no concuerdo. Las dos declaraciones son irreconciliables.
Esto es más que un mero error de palabras. Mientras en el párrafo siguiente el autor pretende reconocer la necesidad de una ministración en el santuario celestial, deja fuera toda característica esencial de la expiación y omite los datos que son esenciales para el concepto Adventista de la expiación, los cuales justifican nuestra existencia como un pueblo denominacional con el mensaje para el mundo en este tiempo.
En su explicación de la obra de Cristo en el santuario, no se refiere ni menciona Dan. 8:14: “Entonces será purificado el santuario”. Sin este texto, la obra de Cristo en el santuario no tiene significado. No menciona el año 457 a.C. o las 70 semanas, o la mitad de la semana, la cual indica el tiempo del sacrificio en la cruz, y es “... como un clavo en lugar seguro” (Isa. 22:23) en el cual nosotros fijamos todo el esquema cronológico de la profecía y que también justifica la fecha, 1844. Sacar o cambiar estos datos, y los Adventistas se quedan sin un ancla para el sistema cronológico que culmina con 1844, y quedamos sin poder justificar nuestra existencia como pueblo que tiene que proclamar este mensaje tan importante al mundo para este tiempo: “Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio” Apoc. 14:7. El autor dejó fuera cada uno de estos datos, y lo que queda, en las palabras del Dr. Barnhouse, “es insulso, caduco y no aprovechable” Eternity Extra, Septiembre de 1956, página 4.
Re: M. L. ANDREASEN-Carta Nº 3: Degradando a la Sra. White.-
Una extensa recopilación.-
En Questions on Doctrine, al comienzo de la página 661, existe una Sección C la cual consiste en una colección de escritos de la Sra. White con relación a la expiación, treinta páginas en total. Dice ser una “extensa recopilación” de las enseñanzas de la hermana White acerca de la expiación. Dada la palabra “extensa”, esperaba encontrar una colección abarcante. Pero al consultar este material, quedé chasqueado en relación con su insuficiencia y con su punto de vista unilateral. Encontré que era una colección bastante incompleta y escasa, dejando afuera muchas citas que debieran haber aparecido aún en una colección pequeña de citas, por no decir en una colección extensa. Y extrañamente, las citas que fueron omitidas eran las que de ninguna manera debieran haber faltado.
Primero, yo quería saber lo que la hermana White tenía que decir sobre la fecha, 1844, como “año crucial”. Quería saber si tenía algo en particular que ver con la expiación, o si se podía dejar a un lado con seguridad. Encontré que el autor había omitido eso. Entonces miré alrededor para ver si encontraba otras citas, pero no encontré ninguna en la recopilación. Consideré la declaración: “Al término de los 2300 días en 1844 ... nuestro gran sumo Sacerdote entró en el Lugar Santísimo, y ahí apareció en la presencia de Dios, para comprometerse en los últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre, para llevar a cabo la obra del juicio investigador, y para hacer una expiación por todos aquellos que están indicados para recibir sus beneficios”. Se dice que esto es “el gran día de la expiación”. Gran Conflicto: 480. Busqué esta declaración importante en la extensa recopilación, pero no estaba allí. Consideré la declaración paralela: “... al término de los 2300 días en 1844, Cristo entró en el Lugar Santísimo del santuario celestial, para llevar a cabo la obra final de la expiación, preparatoria para su venida” Gran Conflicto: 422. No la encontré. Busqué esta cita: “este es el servicio que comenzó cuando terminaron los 2,300 días. Entonces, como había sido dicho por el profeta Daniel, nuestro sumo Sacerdote entró en el Lugar Santísimo, para llevar a cabo la última división de su solemne obra, para limpiar el santuario”. Tampoco la encontré. Busqué la cita: “El término de los 2300 días en 1844 marcó una crisis importante” Gran Conflicto: 429. No la encontré. Busqué otras citas, como: “La obra santa de Cristo que está en curso en el tiempo presente en el santuario celestial”. “... la obra expiatoria de Cristo está ahora en curso en el santuario celestial”. “Hoy Él está haciendo expiación por nosotros delante del Padre” 5T: 520; Minutas del Comité White: 1483; Manuscrito 21, 1895, citado en Ministry, Febrero de 1957, página 30. No encontré ninguna de esas citas.
Al comienzo pensé que este libro, Questions on Doctrine, no había tenido espacio para estas citas, así como no lo tuvo la revista Ministry. Pero he abandonado ese tipo de raciocinio cuando he observado que es precisamente un tipo especial de citas las que fueron omitidas. Las citas omitidas contienen el denominador común de la fecha “crucial” de 1844, el juicio investigador, Cristo entrando en el Lugar Santísimo para la expiación final; Él está haciendo expiación ahora; Está haciendo expiación “hoy delante del Padre”. Estas son las citas que el Dr. Barnhouse ridiculizó y de las cuales dijo que nuestros dirigentes las habían “repudiado totalmente”. Él también ridiculizó la experiencia de Hiram Edson en el maizal, y tildó al juicio investigador, no sólo de “peculiar” sino de “treta para intentar encubrir una equivocación”, de hecho “el recurso más colosal, psicológico, para intentar encubrir un error, que se haya dado en la historia de la religión”. Eternity Extra, Septiembre de 1956, páginas 3 y 4. Y ahora nosotros encontramos todas esas declaraciones ofensivas dejadas a un lado de la “extensa colección”. ¿Cabe el que sea una mera coincidencia?
Nos preguntamos qué efecto tuvo el ridículo de los Evangélicos sobre nuestros dirigentes y sobre el autor del artículo de la revista Ministry, que ahora estamos analizando. Una cosa que evitó que nuestros hombres se entregaran de cuerpo y alma a los Evangélicos, fueron, sin duda, los escritos de la Sra. White. Ella es muy enfática en la cuestión del santuario, y no sería fácil convertir a nuestro pueblo al nuevo punto de vista, mientras siguiera disponiendo de los Testimonios para sustentar la antigua posición. La fe de nuestro pueblo en el Espíritu de Profecía debe ser debilitada, o mejor aún, destruida, antes que el nuevo punto de vista pueda ganar aceptación. El artículo de la revista Ministry sirve bien a estos propósitos.
Fue el propio editor, quien en su búsqueda "se había dado perfecta cuenta de las declaraciones de E. G. White que indican que la obra expiatoria de Cristo está ahora en curso en el santuario celestial”. Minutas White: 1483. Esto no encajaba con el nuevo punto de vista de que la expiación fue hecha en la cruz, y entonces sugirió que “fuesen añadidas notas al pie de la página o en el Apéndice en algunos de los libros de Ellen G. White, aclarando grandemente, en las propias palabras de Ellen G. White, nuestro entendimiento de las diversas fases de la obra expiatoria de Cristo” Ídem. Y sugirió apresurarse en la “preparación e inclusión de tales notas en las ediciones futuras de los libros de E. G. White”. Cuando el plan resultó descubierto, fue abandonado. El autor del artículo de la revista Ministry de Febrero de 1957 tomó entonces a su cargo la impresión del artículo que ahora estamos analizando.
En Ningún Caso.-
El autor hace esta pregunta, “¿Por qué, en los primeros días, a la luz de todo esto, no señaló la Sra. White ni corrigió los limitados o algunas veces errados conceptos de alguno de nuestros primeros escritores en relación a la expiación? ¿Y por qué empleó ella alguna de sus frases restrictivas sin contrastar, en aquel momento, al significado más amplio y verdadero que para ella misma tenían? Ministry, Febrero de 1957, página 11.
Este era el dilema. Alguno de nuestros primeros escritores tenía conceptos errados acerca de la expiación, dice el autor. La hermana White no los corrigió, sino que incluso utilizó algunas de sus frases restrictivas. ¿Cómo puede explicarse esto? La respuesta que el autor da, es la más asombrosa y sorprendente que nunca jamás se haya dado a una pregunta tal.
Escuche esto: “La respuesta: es esencial que nosotros primero nos acordemos de este hecho básico: ninguna verdad doctrinal o de interpretación profética ha llegado jamás a este pueblo inicialmente a través del Espíritu de Profecía, en ningún caso”.
Lean eso nuevamente. Y tengan en mente que este es un artículo que dice dar el verdadero significado de la expiación, la interpretación oficial; que tenía la aprobación de la administración y que el editor le dió el visto bueno. No se ha retractado o cambiado, sino que permanece.
Estas son palabras fuertes, casi increíbles, y absolutamente falsas. Decir que la hermana White nunca, en ningún caso, contribuyó inicialmente en alguna verdad doctrinal o interpretación profética, no será creído por sus miles y millones de lectores, los cuales han sido beneficiados con sus palabras. Yo mismo he sido grandemente ayudado e instruido por sus enseñanzas doctrinales e interpretaciones proféticas. Hasta el mismo autor, que en la página 11 de la revista Ministry de Febrero de 1957, dice, “somos fundamentalmente Protestantes, tomando solamente la Biblia como nuestra regla de fe y práctica”, en una carta firmada un mes más tarde dice, “yo tomo todas las enseñanzas del Espíritu de Profecía en un asunto determinado, como siendo la enseñanza autoritaria de los Adventistas del Séptimo Día”. No aumenta la fe el tener un autor que diga públicamente, “La Biblia y solamente la Biblia”, y privadamente lo niegue. Una declaración obviamente fue hecha al mundo para que ellos crean; la otra a nuestro pueblo para aquietar sus temores. Creo que debería darse una explicación.
El lector debe haber notado que el autor no dice que la hermana White nunca contribuyó en alguna verdad doctrinaria o interpretación profética. Él dice que ella nunca contribuyó inicialmente, esto es, ella nunca hizo ninguna contribución original. Ella lo adquirió de otra persona, ella lo “sostuvo”. Nuestros enemigos han hecho esa declaración por años, pero nunca pensé que eso sería anunciado a todo el mundo con el consentimiento de los dirigentes. Pero ahí está. Cualquier cosa que haya escrito la hermana White, ya sea el consejo mantenido por el Padre y el Hijo en la eternidad, o los pensamientos más rebeldes de Satanás, “algún otro se lo contó”. Ella nunca contribuyó con algo, inicialmente. ¡Nunca en ningún caso! Permítanme analizar un caso. Lo siguiente está tomado de Testimonios Especiales, Serie B, Número 2, páginas 56 y 57:
“Muchos de nuestro pueblo no creen cuán firme ha sido colocado el fundamento de nuestra fe. Mi esposo, el hermano José Bates, el padre Pierce, el hermano Edson, y otros que eran agudos, nobles y verdaderos, estaban entre aquellos que, después de pasar el tiempo de 1,844 , buscaron la verdad como si fuera un tesoro escondido. Yo me uní a ellos, y estudiamos y oramos fervorosamente. A menudo permanecíamos juntos hasta altas horas de la noche, y algunas veces durante toda la noche, orando por luz y estudiando la palabra. Una y otra vez estos hermanos se reunían para estudiar la Biblia, para poder entender su significado, y estar preparados para enseñarla con poder. Cuando llegaban al punto en su estudio donde decían, “No podemos hacer nada más”, el Espíritu del Señor venía sobre mí, era tomada en visión, y se me daba una clara explicación de los pasajes que habíamos estado estudiando, con la instrucción de cómo deberíamos trabajar y enseñar efectivamente. Así fue dada la luz para ayudarnos a entender las Escrituras con relación a Cristo, su misión, y su sacerdocio. Me fue explicada una línea de verdad que se extendía de ese tiempo hasta el tiempo en que entraríamos a la ciudad de Dios, y yo di a otros la instrucción que el Señor me había dado a mí”.
En este caso no hubo intermediarios humanos. A menos que creamos que la hermana White no dijo la verdad, ella obtuvo sus instrucciones desde arriba. En este caso las instrucciones trataban de “Cristo, su misión, y su sacerdocio”, los mismos asuntos que ahora estamos analizando. No importa lo que seamos, o no seamos; ciertamente sabemos ahora que las instrucciones que le fueron dadas a la hermana White en relación a Cristo, su misión y su sacerdocio, vinieron directamente de Dios. Esto significa que la cuestión del santuario, tal como lo enseñaron y lo creyeron nuestros pioneros, tiene a Dios como su autor. Fue el resultado de una visión, lo cual no creo que pueda decirse de ninguna otra doctrina que mantenemos.
En Questions on Doctrine, al comienzo de la página 661, existe una Sección C la cual consiste en una colección de escritos de la Sra. White con relación a la expiación, treinta páginas en total. Dice ser una “extensa recopilación” de las enseñanzas de la hermana White acerca de la expiación. Dada la palabra “extensa”, esperaba encontrar una colección abarcante. Pero al consultar este material, quedé chasqueado en relación con su insuficiencia y con su punto de vista unilateral. Encontré que era una colección bastante incompleta y escasa, dejando afuera muchas citas que debieran haber aparecido aún en una colección pequeña de citas, por no decir en una colección extensa. Y extrañamente, las citas que fueron omitidas eran las que de ninguna manera debieran haber faltado.
Primero, yo quería saber lo que la hermana White tenía que decir sobre la fecha, 1844, como “año crucial”. Quería saber si tenía algo en particular que ver con la expiación, o si se podía dejar a un lado con seguridad. Encontré que el autor había omitido eso. Entonces miré alrededor para ver si encontraba otras citas, pero no encontré ninguna en la recopilación. Consideré la declaración: “Al término de los 2300 días en 1844 ... nuestro gran sumo Sacerdote entró en el Lugar Santísimo, y ahí apareció en la presencia de Dios, para comprometerse en los últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre, para llevar a cabo la obra del juicio investigador, y para hacer una expiación por todos aquellos que están indicados para recibir sus beneficios”. Se dice que esto es “el gran día de la expiación”. Gran Conflicto: 480. Busqué esta declaración importante en la extensa recopilación, pero no estaba allí. Consideré la declaración paralela: “... al término de los 2300 días en 1844, Cristo entró en el Lugar Santísimo del santuario celestial, para llevar a cabo la obra final de la expiación, preparatoria para su venida” Gran Conflicto: 422. No la encontré. Busqué esta cita: “este es el servicio que comenzó cuando terminaron los 2,300 días. Entonces, como había sido dicho por el profeta Daniel, nuestro sumo Sacerdote entró en el Lugar Santísimo, para llevar a cabo la última división de su solemne obra, para limpiar el santuario”. Tampoco la encontré. Busqué la cita: “El término de los 2300 días en 1844 marcó una crisis importante” Gran Conflicto: 429. No la encontré. Busqué otras citas, como: “La obra santa de Cristo que está en curso en el tiempo presente en el santuario celestial”. “... la obra expiatoria de Cristo está ahora en curso en el santuario celestial”. “Hoy Él está haciendo expiación por nosotros delante del Padre” 5T: 520; Minutas del Comité White: 1483; Manuscrito 21, 1895, citado en Ministry, Febrero de 1957, página 30. No encontré ninguna de esas citas.
Al comienzo pensé que este libro, Questions on Doctrine, no había tenido espacio para estas citas, así como no lo tuvo la revista Ministry. Pero he abandonado ese tipo de raciocinio cuando he observado que es precisamente un tipo especial de citas las que fueron omitidas. Las citas omitidas contienen el denominador común de la fecha “crucial” de 1844, el juicio investigador, Cristo entrando en el Lugar Santísimo para la expiación final; Él está haciendo expiación ahora; Está haciendo expiación “hoy delante del Padre”. Estas son las citas que el Dr. Barnhouse ridiculizó y de las cuales dijo que nuestros dirigentes las habían “repudiado totalmente”. Él también ridiculizó la experiencia de Hiram Edson en el maizal, y tildó al juicio investigador, no sólo de “peculiar” sino de “treta para intentar encubrir una equivocación”, de hecho “el recurso más colosal, psicológico, para intentar encubrir un error, que se haya dado en la historia de la religión”. Eternity Extra, Septiembre de 1956, páginas 3 y 4. Y ahora nosotros encontramos todas esas declaraciones ofensivas dejadas a un lado de la “extensa colección”. ¿Cabe el que sea una mera coincidencia?
Nos preguntamos qué efecto tuvo el ridículo de los Evangélicos sobre nuestros dirigentes y sobre el autor del artículo de la revista Ministry, que ahora estamos analizando. Una cosa que evitó que nuestros hombres se entregaran de cuerpo y alma a los Evangélicos, fueron, sin duda, los escritos de la Sra. White. Ella es muy enfática en la cuestión del santuario, y no sería fácil convertir a nuestro pueblo al nuevo punto de vista, mientras siguiera disponiendo de los Testimonios para sustentar la antigua posición. La fe de nuestro pueblo en el Espíritu de Profecía debe ser debilitada, o mejor aún, destruida, antes que el nuevo punto de vista pueda ganar aceptación. El artículo de la revista Ministry sirve bien a estos propósitos.
Fue el propio editor, quien en su búsqueda "se había dado perfecta cuenta de las declaraciones de E. G. White que indican que la obra expiatoria de Cristo está ahora en curso en el santuario celestial”. Minutas White: 1483. Esto no encajaba con el nuevo punto de vista de que la expiación fue hecha en la cruz, y entonces sugirió que “fuesen añadidas notas al pie de la página o en el Apéndice en algunos de los libros de Ellen G. White, aclarando grandemente, en las propias palabras de Ellen G. White, nuestro entendimiento de las diversas fases de la obra expiatoria de Cristo” Ídem. Y sugirió apresurarse en la “preparación e inclusión de tales notas en las ediciones futuras de los libros de E. G. White”. Cuando el plan resultó descubierto, fue abandonado. El autor del artículo de la revista Ministry de Febrero de 1957 tomó entonces a su cargo la impresión del artículo que ahora estamos analizando.
En Ningún Caso.-
El autor hace esta pregunta, “¿Por qué, en los primeros días, a la luz de todo esto, no señaló la Sra. White ni corrigió los limitados o algunas veces errados conceptos de alguno de nuestros primeros escritores en relación a la expiación? ¿Y por qué empleó ella alguna de sus frases restrictivas sin contrastar, en aquel momento, al significado más amplio y verdadero que para ella misma tenían? Ministry, Febrero de 1957, página 11.
Este era el dilema. Alguno de nuestros primeros escritores tenía conceptos errados acerca de la expiación, dice el autor. La hermana White no los corrigió, sino que incluso utilizó algunas de sus frases restrictivas. ¿Cómo puede explicarse esto? La respuesta que el autor da, es la más asombrosa y sorprendente que nunca jamás se haya dado a una pregunta tal.
Escuche esto: “La respuesta: es esencial que nosotros primero nos acordemos de este hecho básico: ninguna verdad doctrinal o de interpretación profética ha llegado jamás a este pueblo inicialmente a través del Espíritu de Profecía, en ningún caso”.
Lean eso nuevamente. Y tengan en mente que este es un artículo que dice dar el verdadero significado de la expiación, la interpretación oficial; que tenía la aprobación de la administración y que el editor le dió el visto bueno. No se ha retractado o cambiado, sino que permanece.
Estas son palabras fuertes, casi increíbles, y absolutamente falsas. Decir que la hermana White nunca, en ningún caso, contribuyó inicialmente en alguna verdad doctrinal o interpretación profética, no será creído por sus miles y millones de lectores, los cuales han sido beneficiados con sus palabras. Yo mismo he sido grandemente ayudado e instruido por sus enseñanzas doctrinales e interpretaciones proféticas. Hasta el mismo autor, que en la página 11 de la revista Ministry de Febrero de 1957, dice, “somos fundamentalmente Protestantes, tomando solamente la Biblia como nuestra regla de fe y práctica”, en una carta firmada un mes más tarde dice, “yo tomo todas las enseñanzas del Espíritu de Profecía en un asunto determinado, como siendo la enseñanza autoritaria de los Adventistas del Séptimo Día”. No aumenta la fe el tener un autor que diga públicamente, “La Biblia y solamente la Biblia”, y privadamente lo niegue. Una declaración obviamente fue hecha al mundo para que ellos crean; la otra a nuestro pueblo para aquietar sus temores. Creo que debería darse una explicación.
El lector debe haber notado que el autor no dice que la hermana White nunca contribuyó en alguna verdad doctrinaria o interpretación profética. Él dice que ella nunca contribuyó inicialmente, esto es, ella nunca hizo ninguna contribución original. Ella lo adquirió de otra persona, ella lo “sostuvo”. Nuestros enemigos han hecho esa declaración por años, pero nunca pensé que eso sería anunciado a todo el mundo con el consentimiento de los dirigentes. Pero ahí está. Cualquier cosa que haya escrito la hermana White, ya sea el consejo mantenido por el Padre y el Hijo en la eternidad, o los pensamientos más rebeldes de Satanás, “algún otro se lo contó”. Ella nunca contribuyó con algo, inicialmente. ¡Nunca en ningún caso! Permítanme analizar un caso. Lo siguiente está tomado de Testimonios Especiales, Serie B, Número 2, páginas 56 y 57:
“Muchos de nuestro pueblo no creen cuán firme ha sido colocado el fundamento de nuestra fe. Mi esposo, el hermano José Bates, el padre Pierce, el hermano Edson, y otros que eran agudos, nobles y verdaderos, estaban entre aquellos que, después de pasar el tiempo de 1,844 , buscaron la verdad como si fuera un tesoro escondido. Yo me uní a ellos, y estudiamos y oramos fervorosamente. A menudo permanecíamos juntos hasta altas horas de la noche, y algunas veces durante toda la noche, orando por luz y estudiando la palabra. Una y otra vez estos hermanos se reunían para estudiar la Biblia, para poder entender su significado, y estar preparados para enseñarla con poder. Cuando llegaban al punto en su estudio donde decían, “No podemos hacer nada más”, el Espíritu del Señor venía sobre mí, era tomada en visión, y se me daba una clara explicación de los pasajes que habíamos estado estudiando, con la instrucción de cómo deberíamos trabajar y enseñar efectivamente. Así fue dada la luz para ayudarnos a entender las Escrituras con relación a Cristo, su misión, y su sacerdocio. Me fue explicada una línea de verdad que se extendía de ese tiempo hasta el tiempo en que entraríamos a la ciudad de Dios, y yo di a otros la instrucción que el Señor me había dado a mí”.
En este caso no hubo intermediarios humanos. A menos que creamos que la hermana White no dijo la verdad, ella obtuvo sus instrucciones desde arriba. En este caso las instrucciones trataban de “Cristo, su misión, y su sacerdocio”, los mismos asuntos que ahora estamos analizando. No importa lo que seamos, o no seamos; ciertamente sabemos ahora que las instrucciones que le fueron dadas a la hermana White en relación a Cristo, su misión y su sacerdocio, vinieron directamente de Dios. Esto significa que la cuestión del santuario, tal como lo enseñaron y lo creyeron nuestros pioneros, tiene a Dios como su autor. Fue el resultado de una visión, lo cual no creo que pueda decirse de ninguna otra doctrina que mantenemos.
Re: M. L. ANDREASEN-Carta Nº 3: Degradando a la Sra. White.-
Una Crisis.-
Hemos llegado a una crisis en esta denominación, cuando dirigentes están tratando de imponer una falsa doctrina y están amenazando a aquellos que la objetan. Todo el programa es increíble. Los hombres están ahora tratando de remover las bases de muchas generaciones, y creen que pueden tener éxito. Si no tuviéramos el Espíritu de Profecía, no sabríamos cuándo se ha desviado de la sana doctrina que ahora nos está amenazando, y la llegada de la Omega, la cual va a diezmar nuestras filas y va a causar graves heridas. La situación presente ha sido claramente delineada. Estamos cercanos al clímax.
Sé que muchas veces le fueron dadas visiones para confirmar algo que se había estudiado previamente. Estoy al corriente de que, por un tiempo, la mente de la hermana White estaba “bloqueada”, tal como ella lo expresó, y que por lo tanto esas visiones le fueron dadas como lo fue la que hemos considerado aquí.
Ella misma dice que “por dos o tres años mi mente continuaba bloqueada para el entendimiento de las Escrituras”. Durante ese tiempo el Señor le dio visiones. Entonces tuvo una experiencia, y ella la describe, “desde aquel tiempo hasta ahora he sido capaz de entender la palabra de Dios” Ídem, página 58. Por “dos o tres años” la mente de la Sra. White estuvo bloqueada. Esto fue evidentemente permitido por Dios para fortalecer su fe en el don; porque los hombres sabían que por sí misma ella no tenía ningún entendimiento. Entonces, cuando llegaron al fin de sus investigaciones y no sabían qué hacer, la luz vino de una fuente de la cual ellos sabían que por ella misma no podía resolver sus problemas. El Señor estaba claramente guiando, y ellos lo confesaron y lo “aceptaron como siendo revelaciones cuya luz venía directamente del cielo”.
En una tentativa de protegerse a sí mismo, el autor ahora da una vuelta entera y dice que ella frecuentemente iba “mucho más allá de las posiciones de cualquiera de los participantes, y sus consejos a menudo eran tan claros, tan completos, y tan ricos que demostraban ser conceptos muy adelantados para su época, algunas veces cincuenta años adelantada a los suyos”. Me pregunto a quién habrá copiado en tales circunstancias.
Al componer el libro, Questions on Doctrine, fue necesario hacer alguna investigación en los manuscritos publicados y no publicados de la hermana White, para descubrir sin sombra de dudas lo que ella había dicho en relación con varios temas. Este trabajo le fue encomendado al autor de la revista Ministry, quien informó lo siguiente en la revista Ministry de Febrero de 1957, en la página 11:
El Informe Ministry.-
“Ha surgido la siguiente pregunta: ¿Por qué no fueron recopilados estos consejos, aclaraciones y exposiciones respecto de la expiación, y sus manifestaciones sacerdotales, para nuestro uso, antes que sucediera esto? La respuesta, creemos, es igualmente simple, directa y obvia: Nadie se tomó el tiempo de un esfuerzo sostenido en una investigación laboriosa y comprensiva para encontrar, analizar y organizar todo ese material.
Ya que nuestros dirigentes estaban grandemente desinformados de esta evidencia latente y de su inestimable valor, no fue sentida la necesidad, y el tiempo requerido para un proyecto tan grande no fue considerado como disponible. El acceso a todos los archivos de todos los antiguos diarios que contienen unos dos mil artículos de Ellen White no es fácil, porque no existe ningún archivo completo en un único lugar. Más que eso, las declaraciones de manuscritos valiosos no están disponibles en una forma pública.
Aún más, como iglesia hemos estado tan absortos en dar nuestro mensaje al mundo, en mantener nuestro complejo movimiento caminando hacia adelante en sus múltiples actividades, que nadie parece tener tiempo o aún la disposición para una tarea tan grande. Se sabía que la búsqueda sería laboriosa, a causa del vasto material que tiene que ser abarcado.
Sin embargo, cuando surgió realmente la necesidad y cuando llegó el tiempo para efectuar esa búsqueda, la necesidad fue reconocida y se tomó el tiempo para abarcar no solamente las declaraciones de los libros familiares, sino también el vasto conjunto de diarios, artículos y consejos en manuscritos relacionados con eso”.
Se notará que el autor no minimiza la obra que afrontó, y fue una gran obra. Es de lamentar que tuviera que informarnos de que los dirigentes no habían sentido la necesidad de esta obra, no habían tenido tiempo para ella, y ni siquiera sentían preocupación por ella.
Fue en esta búsqueda donde él descubrió que la Sra. White no se contradijo o no cambió lo que ella dijo al comienzo de su obra. El autor lo puso en su peculiar fraseología diciendo, “las declaraciones más recientes de la Sra. White no contradicen ni cambian sus expresiones anteriores”. Evidentemente, él esperaba que ella hubiese cambiado su posición respecto de la expiación, porque era la posición que él había criticado y había tratado de explicar diciendo que ella nunca, ni en un solo caso, había contribuido en algo inicialmente en cuanto a doctrina o interpretación profética. Está claro que si ella hubiera tratado de cambiar su posición, habría tenido abundantes oportunidades para hacerlo, en los sesenta o más años que vivió, después de haber dejado clara su posición en relación con la expiación. Pero ella no se contradijo ni cambió en relación con lo que ya había escrito. Este es el testimonio de aquel que desafió su primera posición, y que ahora está siendo compelido a testificar que ella no cambió. Es una justicia poética que el autor del artículo de Ministry haya sido aquel que testifique después de haber examinado todo el material, de que no hay evidencias que ella haya alguna vez cambiado su manera de pensar o haya contradicho lo que había escrito anteriormente.
Esto creó otro dilema para el autor. Tuvo que dejar en pie todo lo que ella había escrito, y no pudo argumentar que ella hubiese autorizado ningún cambio en ningún momento. ¿Qué es lo que hizo entonces? La única solución que tenía: ¡Dijo fríamente que la hermana White no había querido decir lo que dijo! Note una vez más la forma peculiar de usar el idioma inglés, no en una declaración directa sino en una aproximación pasiva: él dice, “... una aclaración distintiva de términos y de significado emerge y está destinada a tener consecuencias de largo alcance”. Sus últimas declaraciones “proyectaron sobre esta terminología temprana, un más amplio y verdadero significado, que en realidad siempre estuvo allí”. Y así explica que cuando ella dice que Cristo está efectuando la expiación (está omitiendo la palabra hora), “significa, obviamente, que está aplicando al individuo la expiación completada”.
Esto está en completa armonía con la declaración en Questions on Doctrine, donde el autor asevera firmemente que si uno “escucha a un Adventista decir, o encuentra en la literatura Adventista, aún en los escritos de Ellen White, que Cristo está efectuando la expiación ahora, debería entenderse que queremos decir simplemente que Cristo está efectuando ahora la aplicación de los beneficios de la expiación sacrificial que Él hizo en la cruz”.
Estas son realmente cosas nuevas. Yo he escrito algunos libros, uno de ellos sobre el santuario y sus servicios, de tal manera que este puede ser considerado como “literatura Adventista”. Y ahora algunos individuos no autorizados proclaman al mundo que cuando yo digo que Cristo está efectuando la expiación ahora, yo no estoy queriendo decir eso. Yo estoy queriendo decir que Él está efectuando la aplicación, pero no la expiación, la cual fue hecha 1,800 años atrás. Sin embargo, es apenas una cuestión de menor importancia que él esté actuando como mi intérprete y diga lo que yo quise decir pero no lo dije. Pero cuando él le dice a todo el mundo que cuando la Sra. White dice que Cristo está haciendo la expiación, ella está queriendo decir que Él está haciendo apenas la aplicación, eso es serio. Dios reprobó a Job cuando él se puso a hablar demasiado; tal vez eso se pueda aplicar aquí: “¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Job 38:2. No es a menudo que Dios se pone sarcástico. Pero aquí lo hace. Lea el verso 21. Job se lo merecía.
Y así, cuando leo: “... aún en los escritos de Ellen G. White”, que Cristo está efectuando la expiación, no debo creerlo. Él efectuó la expiación 1,800 años atrás, no ahora; y aún si ella afirma que Cristo está efectuando la expiación ahora, que “hoy Él está efectuando la expiación”, que “estamos en el gran día de la expiación, y la obra sagrada de Cristo por el pueblo de Dios que está en curso en el tiempo presente (1882) en el santuario celestial debiera ser nuestro estudio constante”, aún debo recurrir al intérprete para saber lo que ella está queriendo decir (vea 5 T: 520).
Eso es jugar con palabras, es jugar con fuego, y hacer que cualquier interpretación sea posible. Si el autor está en lo correcto, entonces puedo tomar cualquier palabra de un autor y decir que él quiso decir algo más que lo que dijo. Eso hace que la intercomunicación se vuelva imposible, y que el mundo se vuelva una Babel. ¿De qué servirían los acuerdos, los contratos o las palabras pronunciadas, si se me permite colocar mi propia interpretación sobre lo que otro hombre dijo? La Biblia dice que el séptimo día es el Sábado. Eso es suficiente. Pero esta teoría del autor me permitiría a mí decir que la Biblia no está diciendo exactamente eso. Absurdo, puede decir usted. Y yo digo amén. Cuando la Biblia dice siete, no está queriendo decir uno. Con la teoría del autor, sin embargo, las palabras se vuelven sin significado. “Que tu no sea no, y tu sí sea sí” dice Juan. Eso es, di lo que quieres decir. Hacer que la declaración: “Cristo está efectuando la expiación ahora”, diga que Él está haciendo ahora la aplicación de la expiación que se hizo con anterioridad, es indefendible gramaticalmente, filológicamente, teológicamente y atenta contra el sentido común. E ir más allá, y sobre falsa interpretación construir una nueva teología, e imponerla con sanciones, es simplemente algo inaudito. La asunción inapropiada de autoridad, junto a la excesiva confianza en la virtud de los honores otorgados, han dado su fruto. Y los frutos no son buenos.
El actual atentado para disminuir y destruir la confianza en el Espíritu de Profecía y establecer una nueva teología, puede engañar a algunos, tal vez a muchos, pero las bases sobre las cuales hemos construido todos estos años, aún están en pie, y Dios aún vive. Esta advertencia no debe ser desoída. “Si usted disminuye la confianza del pueblo de Dios en los testimonios que Él les ha enviado, se está rebelando contra Dios tan ciertamente como lo hicieron Coré, Datán y Abiram” 5T: 66.
En una investigación incompleta que yo dirigí hace algunos años atrás, encontré lo que el autor encontró, y más. Entre otras cosas, encontré en un pequeño panfleto titulado, “Una Palabra al Pequeño Rebaño”, publicado por James White en Brunswick, Maine, el 30 de Mayo de 1847, una declaración de la hermana White del santuario que inmediatamente atrajo mi atención. Está fechada el 21 de Abril de 1847, escrita en Topsham, Maine. En la página 12, encontré estas palabras, que supongo que nuestro autor también encontró. Dice la hermana White:
“Yo creo que el santuario, que será purificado al final de los 2300 días, es el Templo de la Nueva Jerusalén, del cual Cristo es el ministro. El Señor me mostró en visión, más de un año atrás, que el hermano Crosier tenía la verdadera luz, con relación a la purificación del santuario, etc., y que era su voluntad, que el hermano Crosier escribiera su punto de vista que él nos dio en el Day-Star Extra, del 7 de Febrero de 1846. Me siento completamente autorizada por el Señor, a recomendar aquel Extra a cada santo. Oro para que estas líneas puedan ser una bendición para usted, y para todos los queridos hermanos que puedan leerla. Firmado, E. G. White”.
No perdí tiempo para conseguir una copia de aquel Extra y leerlo. A medida que escribo esto, tengo delante de mi una fotocopia del Day-Star Extra del 7 de Febrero de 1846, y en la página 40 y 41 de esa edición leo el artículo del hermano Crosier. Después de haberlo analizado algunas teorías en las cuales él no creía, el hermano Crosier dice:
Habla Crosier.-
“Nuevamente, dicen que la expiación fue hecha y terminada en el Calvario, cuando el Cordero de Dios expiró. Así nos ha enseñado el hombre, y así creen las iglesias y el mundo; pero esa no es la verdad al respecto de ese asunto, si no está apoyada por la autoridad Divina. Tal vez algunos o ninguno de los que mantienen dicha opinión han probado alguna vez la base en la cual se apoya.
1.- Si la expiación fue hecha en el Calvario, ¿por quién fue hecha? Efectuar la expiación es la obra de un Sacerdote. ¿Pero quién ofició en el Calvario? Soldados romanos y judíos impíos.
2.- El matar la víctima no era efectuar la expiación; el pecador mataba la víctima, Lev. 4:1-4, 13-15, etc., después de lo cual el Sacerdote tomaba la sangre y efectuaba la expiación. Lev. 4:5-12, 16-21.
3.- Cristo fue el sumo Sacerdote escogido para efectuar la expiación, y Él ciertamente no pudo actuar de acuerdo con esa capacidad sino hasta después de haber resucitado, y no tenemos ninguna descripción de alguna obra efectuada por Él en la tierra después de su resurrección, que pudiera ser considerado como expiación.
4.- La expiación fue efectuada en el santuario, pero el Calvario no fue ese lugar.
5.- Él no pudo, de acuerdo a Heb. 8:4, efectuar la expiación mientras estaba en la tierra. “Si hubiese estado en la tierra, no podría haber sido Sacerdote”. El Levítico era el sacerdocio terrestre; el Divino, era el celestial.
6.- Por lo tanto, Él no comenzó la obra de efectuar la expiación, cualquiera que haya sido la naturaleza de esa obra, hasta después de su ascensión, cuando a través de su propia sangre entró en el santuario celestial por nosotros”.
Esto, entonces es la “verdadera luz”, que el Señor le mostró a la hermana White en visión, que tenía su aprobación, y que ella se sintió plenamente autorizada para recomendar a todo santo. Solamente degradando a la hermana White podemos rechazar éste, su testimonio. No estamos dispuestos a hacer tal cosa.
Ahora enfrentamos esta situación: ¿Será que nuestro autor de Ministry, en su búsqueda, encontró esta declaración de que el hermano Crosier tenía “la verdadera luz”? Si no la encontró, tenía muy poca base para sentirse seguro de su trabajo. En cualquier caso, si yo fuera un profesor, y lo hubiera enviado a hacer esta investigación, y él hubiera presentado la colección en Questions on Doctrine como su informe, yo le hubiera tenido que dar una nota F, lo que en el lenguaje escolar es equivalente a deficiente. O bien es un caso de una mala búsqueda, o es omisión, lo cual, bajo las actuales circunstancias, es más serio.
Hemos llegado a una crisis en esta denominación, cuando dirigentes están tratando de imponer una falsa doctrina y están amenazando a aquellos que la objetan. Todo el programa es increíble. Los hombres están ahora tratando de remover las bases de muchas generaciones, y creen que pueden tener éxito. Si no tuviéramos el Espíritu de Profecía, no sabríamos cuándo se ha desviado de la sana doctrina que ahora nos está amenazando, y la llegada de la Omega, la cual va a diezmar nuestras filas y va a causar graves heridas. La situación presente ha sido claramente delineada. Estamos cercanos al clímax.
Sé que muchas veces le fueron dadas visiones para confirmar algo que se había estudiado previamente. Estoy al corriente de que, por un tiempo, la mente de la hermana White estaba “bloqueada”, tal como ella lo expresó, y que por lo tanto esas visiones le fueron dadas como lo fue la que hemos considerado aquí.
Ella misma dice que “por dos o tres años mi mente continuaba bloqueada para el entendimiento de las Escrituras”. Durante ese tiempo el Señor le dio visiones. Entonces tuvo una experiencia, y ella la describe, “desde aquel tiempo hasta ahora he sido capaz de entender la palabra de Dios” Ídem, página 58. Por “dos o tres años” la mente de la Sra. White estuvo bloqueada. Esto fue evidentemente permitido por Dios para fortalecer su fe en el don; porque los hombres sabían que por sí misma ella no tenía ningún entendimiento. Entonces, cuando llegaron al fin de sus investigaciones y no sabían qué hacer, la luz vino de una fuente de la cual ellos sabían que por ella misma no podía resolver sus problemas. El Señor estaba claramente guiando, y ellos lo confesaron y lo “aceptaron como siendo revelaciones cuya luz venía directamente del cielo”.
En una tentativa de protegerse a sí mismo, el autor ahora da una vuelta entera y dice que ella frecuentemente iba “mucho más allá de las posiciones de cualquiera de los participantes, y sus consejos a menudo eran tan claros, tan completos, y tan ricos que demostraban ser conceptos muy adelantados para su época, algunas veces cincuenta años adelantada a los suyos”. Me pregunto a quién habrá copiado en tales circunstancias.
Al componer el libro, Questions on Doctrine, fue necesario hacer alguna investigación en los manuscritos publicados y no publicados de la hermana White, para descubrir sin sombra de dudas lo que ella había dicho en relación con varios temas. Este trabajo le fue encomendado al autor de la revista Ministry, quien informó lo siguiente en la revista Ministry de Febrero de 1957, en la página 11:
El Informe Ministry.-
“Ha surgido la siguiente pregunta: ¿Por qué no fueron recopilados estos consejos, aclaraciones y exposiciones respecto de la expiación, y sus manifestaciones sacerdotales, para nuestro uso, antes que sucediera esto? La respuesta, creemos, es igualmente simple, directa y obvia: Nadie se tomó el tiempo de un esfuerzo sostenido en una investigación laboriosa y comprensiva para encontrar, analizar y organizar todo ese material.
Ya que nuestros dirigentes estaban grandemente desinformados de esta evidencia latente y de su inestimable valor, no fue sentida la necesidad, y el tiempo requerido para un proyecto tan grande no fue considerado como disponible. El acceso a todos los archivos de todos los antiguos diarios que contienen unos dos mil artículos de Ellen White no es fácil, porque no existe ningún archivo completo en un único lugar. Más que eso, las declaraciones de manuscritos valiosos no están disponibles en una forma pública.
Aún más, como iglesia hemos estado tan absortos en dar nuestro mensaje al mundo, en mantener nuestro complejo movimiento caminando hacia adelante en sus múltiples actividades, que nadie parece tener tiempo o aún la disposición para una tarea tan grande. Se sabía que la búsqueda sería laboriosa, a causa del vasto material que tiene que ser abarcado.
Sin embargo, cuando surgió realmente la necesidad y cuando llegó el tiempo para efectuar esa búsqueda, la necesidad fue reconocida y se tomó el tiempo para abarcar no solamente las declaraciones de los libros familiares, sino también el vasto conjunto de diarios, artículos y consejos en manuscritos relacionados con eso”.
Se notará que el autor no minimiza la obra que afrontó, y fue una gran obra. Es de lamentar que tuviera que informarnos de que los dirigentes no habían sentido la necesidad de esta obra, no habían tenido tiempo para ella, y ni siquiera sentían preocupación por ella.
Fue en esta búsqueda donde él descubrió que la Sra. White no se contradijo o no cambió lo que ella dijo al comienzo de su obra. El autor lo puso en su peculiar fraseología diciendo, “las declaraciones más recientes de la Sra. White no contradicen ni cambian sus expresiones anteriores”. Evidentemente, él esperaba que ella hubiese cambiado su posición respecto de la expiación, porque era la posición que él había criticado y había tratado de explicar diciendo que ella nunca, ni en un solo caso, había contribuido en algo inicialmente en cuanto a doctrina o interpretación profética. Está claro que si ella hubiera tratado de cambiar su posición, habría tenido abundantes oportunidades para hacerlo, en los sesenta o más años que vivió, después de haber dejado clara su posición en relación con la expiación. Pero ella no se contradijo ni cambió en relación con lo que ya había escrito. Este es el testimonio de aquel que desafió su primera posición, y que ahora está siendo compelido a testificar que ella no cambió. Es una justicia poética que el autor del artículo de Ministry haya sido aquel que testifique después de haber examinado todo el material, de que no hay evidencias que ella haya alguna vez cambiado su manera de pensar o haya contradicho lo que había escrito anteriormente.
Esto creó otro dilema para el autor. Tuvo que dejar en pie todo lo que ella había escrito, y no pudo argumentar que ella hubiese autorizado ningún cambio en ningún momento. ¿Qué es lo que hizo entonces? La única solución que tenía: ¡Dijo fríamente que la hermana White no había querido decir lo que dijo! Note una vez más la forma peculiar de usar el idioma inglés, no en una declaración directa sino en una aproximación pasiva: él dice, “... una aclaración distintiva de términos y de significado emerge y está destinada a tener consecuencias de largo alcance”. Sus últimas declaraciones “proyectaron sobre esta terminología temprana, un más amplio y verdadero significado, que en realidad siempre estuvo allí”. Y así explica que cuando ella dice que Cristo está efectuando la expiación (está omitiendo la palabra hora), “significa, obviamente, que está aplicando al individuo la expiación completada”.
Esto está en completa armonía con la declaración en Questions on Doctrine, donde el autor asevera firmemente que si uno “escucha a un Adventista decir, o encuentra en la literatura Adventista, aún en los escritos de Ellen White, que Cristo está efectuando la expiación ahora, debería entenderse que queremos decir simplemente que Cristo está efectuando ahora la aplicación de los beneficios de la expiación sacrificial que Él hizo en la cruz”.
Estas son realmente cosas nuevas. Yo he escrito algunos libros, uno de ellos sobre el santuario y sus servicios, de tal manera que este puede ser considerado como “literatura Adventista”. Y ahora algunos individuos no autorizados proclaman al mundo que cuando yo digo que Cristo está efectuando la expiación ahora, yo no estoy queriendo decir eso. Yo estoy queriendo decir que Él está efectuando la aplicación, pero no la expiación, la cual fue hecha 1,800 años atrás. Sin embargo, es apenas una cuestión de menor importancia que él esté actuando como mi intérprete y diga lo que yo quise decir pero no lo dije. Pero cuando él le dice a todo el mundo que cuando la Sra. White dice que Cristo está haciendo la expiación, ella está queriendo decir que Él está haciendo apenas la aplicación, eso es serio. Dios reprobó a Job cuando él se puso a hablar demasiado; tal vez eso se pueda aplicar aquí: “¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Job 38:2. No es a menudo que Dios se pone sarcástico. Pero aquí lo hace. Lea el verso 21. Job se lo merecía.
Y así, cuando leo: “... aún en los escritos de Ellen G. White”, que Cristo está efectuando la expiación, no debo creerlo. Él efectuó la expiación 1,800 años atrás, no ahora; y aún si ella afirma que Cristo está efectuando la expiación ahora, que “hoy Él está efectuando la expiación”, que “estamos en el gran día de la expiación, y la obra sagrada de Cristo por el pueblo de Dios que está en curso en el tiempo presente (1882) en el santuario celestial debiera ser nuestro estudio constante”, aún debo recurrir al intérprete para saber lo que ella está queriendo decir (vea 5 T: 520).
Eso es jugar con palabras, es jugar con fuego, y hacer que cualquier interpretación sea posible. Si el autor está en lo correcto, entonces puedo tomar cualquier palabra de un autor y decir que él quiso decir algo más que lo que dijo. Eso hace que la intercomunicación se vuelva imposible, y que el mundo se vuelva una Babel. ¿De qué servirían los acuerdos, los contratos o las palabras pronunciadas, si se me permite colocar mi propia interpretación sobre lo que otro hombre dijo? La Biblia dice que el séptimo día es el Sábado. Eso es suficiente. Pero esta teoría del autor me permitiría a mí decir que la Biblia no está diciendo exactamente eso. Absurdo, puede decir usted. Y yo digo amén. Cuando la Biblia dice siete, no está queriendo decir uno. Con la teoría del autor, sin embargo, las palabras se vuelven sin significado. “Que tu no sea no, y tu sí sea sí” dice Juan. Eso es, di lo que quieres decir. Hacer que la declaración: “Cristo está efectuando la expiación ahora”, diga que Él está haciendo ahora la aplicación de la expiación que se hizo con anterioridad, es indefendible gramaticalmente, filológicamente, teológicamente y atenta contra el sentido común. E ir más allá, y sobre falsa interpretación construir una nueva teología, e imponerla con sanciones, es simplemente algo inaudito. La asunción inapropiada de autoridad, junto a la excesiva confianza en la virtud de los honores otorgados, han dado su fruto. Y los frutos no son buenos.
El actual atentado para disminuir y destruir la confianza en el Espíritu de Profecía y establecer una nueva teología, puede engañar a algunos, tal vez a muchos, pero las bases sobre las cuales hemos construido todos estos años, aún están en pie, y Dios aún vive. Esta advertencia no debe ser desoída. “Si usted disminuye la confianza del pueblo de Dios en los testimonios que Él les ha enviado, se está rebelando contra Dios tan ciertamente como lo hicieron Coré, Datán y Abiram” 5T: 66.
En una investigación incompleta que yo dirigí hace algunos años atrás, encontré lo que el autor encontró, y más. Entre otras cosas, encontré en un pequeño panfleto titulado, “Una Palabra al Pequeño Rebaño”, publicado por James White en Brunswick, Maine, el 30 de Mayo de 1847, una declaración de la hermana White del santuario que inmediatamente atrajo mi atención. Está fechada el 21 de Abril de 1847, escrita en Topsham, Maine. En la página 12, encontré estas palabras, que supongo que nuestro autor también encontró. Dice la hermana White:
“Yo creo que el santuario, que será purificado al final de los 2300 días, es el Templo de la Nueva Jerusalén, del cual Cristo es el ministro. El Señor me mostró en visión, más de un año atrás, que el hermano Crosier tenía la verdadera luz, con relación a la purificación del santuario, etc., y que era su voluntad, que el hermano Crosier escribiera su punto de vista que él nos dio en el Day-Star Extra, del 7 de Febrero de 1846. Me siento completamente autorizada por el Señor, a recomendar aquel Extra a cada santo. Oro para que estas líneas puedan ser una bendición para usted, y para todos los queridos hermanos que puedan leerla. Firmado, E. G. White”.
No perdí tiempo para conseguir una copia de aquel Extra y leerlo. A medida que escribo esto, tengo delante de mi una fotocopia del Day-Star Extra del 7 de Febrero de 1846, y en la página 40 y 41 de esa edición leo el artículo del hermano Crosier. Después de haberlo analizado algunas teorías en las cuales él no creía, el hermano Crosier dice:
Habla Crosier.-
“Nuevamente, dicen que la expiación fue hecha y terminada en el Calvario, cuando el Cordero de Dios expiró. Así nos ha enseñado el hombre, y así creen las iglesias y el mundo; pero esa no es la verdad al respecto de ese asunto, si no está apoyada por la autoridad Divina. Tal vez algunos o ninguno de los que mantienen dicha opinión han probado alguna vez la base en la cual se apoya.
1.- Si la expiación fue hecha en el Calvario, ¿por quién fue hecha? Efectuar la expiación es la obra de un Sacerdote. ¿Pero quién ofició en el Calvario? Soldados romanos y judíos impíos.
2.- El matar la víctima no era efectuar la expiación; el pecador mataba la víctima, Lev. 4:1-4, 13-15, etc., después de lo cual el Sacerdote tomaba la sangre y efectuaba la expiación. Lev. 4:5-12, 16-21.
3.- Cristo fue el sumo Sacerdote escogido para efectuar la expiación, y Él ciertamente no pudo actuar de acuerdo con esa capacidad sino hasta después de haber resucitado, y no tenemos ninguna descripción de alguna obra efectuada por Él en la tierra después de su resurrección, que pudiera ser considerado como expiación.
4.- La expiación fue efectuada en el santuario, pero el Calvario no fue ese lugar.
5.- Él no pudo, de acuerdo a Heb. 8:4, efectuar la expiación mientras estaba en la tierra. “Si hubiese estado en la tierra, no podría haber sido Sacerdote”. El Levítico era el sacerdocio terrestre; el Divino, era el celestial.
6.- Por lo tanto, Él no comenzó la obra de efectuar la expiación, cualquiera que haya sido la naturaleza de esa obra, hasta después de su ascensión, cuando a través de su propia sangre entró en el santuario celestial por nosotros”.
Esto, entonces es la “verdadera luz”, que el Señor le mostró a la hermana White en visión, que tenía su aprobación, y que ella se sintió plenamente autorizada para recomendar a todo santo. Solamente degradando a la hermana White podemos rechazar éste, su testimonio. No estamos dispuestos a hacer tal cosa.
Ahora enfrentamos esta situación: ¿Será que nuestro autor de Ministry, en su búsqueda, encontró esta declaración de que el hermano Crosier tenía “la verdadera luz”? Si no la encontró, tenía muy poca base para sentirse seguro de su trabajo. En cualquier caso, si yo fuera un profesor, y lo hubiera enviado a hacer esta investigación, y él hubiera presentado la colección en Questions on Doctrine como su informe, yo le hubiera tenido que dar una nota F, lo que en el lenguaje escolar es equivalente a deficiente. O bien es un caso de una mala búsqueda, o es omisión, lo cual, bajo las actuales circunstancias, es más serio.
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