Foro Adventista - Revista Adventista Nuestro Firme Fundamento
Bienvenido a nuestro foro tematico,aqui podras encontrar exclusivamente temas de escritores adventistas que defienden nuestras creencias historicas,te invitamos a participar

Unirse al foro, es rápido y fácil

Foro Adventista - Revista Adventista Nuestro Firme Fundamento
Bienvenido a nuestro foro tematico,aqui podras encontrar exclusivamente temas de escritores adventistas que defienden nuestras creencias historicas,te invitamos a participar
Foro Adventista - Revista Adventista Nuestro Firme Fundamento
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Carta #6 "La expiacion"

Ir abajo

Carta #6 "La expiacion" Empty Carta #6 "La expiacion"

Mensaje por Antonio_Verdad_presente Lun Jun 06, 2011 10:16 pm

Carta 6: La Expiación
Cartas a las Iglesias por M.L. Andreasen.
Es posible que el estudiante reflexivo de la expiación quede perplejo al encontrar en el Espíritu de Profecía dos grupos de declaraciones que parecen ser contradictorias, en relación con la expiación. Encontrará que cuando Cristo “se ofreció a sí mismo en la cruz, fue hecha una perfecta expiación por los pecados del pueblo” Signs of the Times, 28 de Junio de 1899. También encontrará que el Padre se inclinó delante de la cruz “en reconocimiento de su perfección. “Es suficiente”, dijo. “La expiación está completa” ”. Review and Herald, 24 de Septiembre de 1901.
Pero en el Gran Conflicto encontrará esto: “... al término de los 2.300 días en 1.844, Cristo entró en el Lugar Santísimo del santuario celestial para llevar a cabo la obra final de la expiación” GC: 422.

En Patriarcas y Profetas, en la página 357, leo que los pecados “permanecerán registrados en el santuario hasta la expiación final” (en 1.844). La página 358 declara que “en la expiación final los pecados de los verdaderos penitentes serán borrados de los registros del cielo”. Primeros Escritos 253, dice que “Jesús entró en el Lugar Santísimo del [santuario] celestial, al término de los 2.300 días de Daniel 8, en 1.844, para efectuar una expiación final...”.

El primer grupo de declaraciones dice que la expiación fue hecha en la cruz; el otro dice que la expiación final fue hecha 1800 años más tarde. He encontrado siete declaraciones diciendo que la expiación fue hecha en la cruz; tengo 22 declaraciones diciendo que la expiación final fue hecha en el cielo. Ambas cifras están indudablemente incompletas; deben haber otras que han escapado a mi atención. Es evidente, sin embargo, que no voy a aceptar un grupo de declaraciones y rechazar el otro, si es que quiero llegar a la verdad. La pregunta entonces, es: ¿Son las declaraciones verdaderas? ¿Las hay falsas? ¿O son todas verdaderas? Si es así, ¿cómo pueden armonizar?

Quedé perplejo cuando en la revista Ministry de Febrero de 1957, encontré la declaración de que “el acto sacrificial de la cruz (fue) una expiación completa, perfecta y final”. Esto estaba en clara contradicción con las declaraciones de la Sra. White, de que la expiación final comenzó en 1844. Pensé si no pudiera tratarse de un error de impresión, y escribí a Washington llamando la atención sobre el asunto, pero encontré que no había sido un error de impresión, sino una declaración oficial y aprobada. Si aún tenemos el Espíritu de Profecía como autoridad, entonces tenemos dos creencias contradictorias: (a) la expiación final fue concluyó en la cruz, (b) y la expiación final comenzó en 1844.
Definición de Expiación.-
He escuchado varias discusiones sobre el significado de la palabra hebraica “kaphar”, que es la palabra usada en el original para expiación, pero me han ayudado poco. La mejor definición que he encontrado es una pequeña frase explicatoria en Patriarcas y Profetas 358, que declara llanamente que “esta gran obra de expiación, o borrar los pecados, estaba representada por los servicios del día de la expiación”.
Esta definición está en armonía con Levítico 16:30 que dice “porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová”. La expiación se iguala aquí con el ser “limpios de todos vuestros pecados”. Como el pecado fue la causa de la separación entre Dios y el hombre, quitar el pecado uniría nuevamente a Dios con el hombre. Y esto sería volver a estar de acuerdo, en unidad de mente (NT.: se hace aquí un juego de palabras, ya que en inglés, la palabra “atonement”, que quiere decir expiación, se compone de tres partes: at-one-ment, que significa “de-una-mente”).

Cristo no necesitaba de ninguna expiación, ya que Él y el Padre siempre fueron uno (Juan 10:30). Cristo oró por sus discípulos “que todos sean uno; así como tú, Padre, estás en mí, y yo en ti, que ellos también puedan ser uno en nosotros” Juan 17:21.
La definición de expiación en términos de esas tres palabras (at-one-ment), es considerada por algunos como obsoleta, y sin embargo representa una verdad vital. La Sra. White la usó. Dijo: “a menos que acepten la expiación provista para ellos en el sacrificio de Jesucristo el cual es nuestra expiación, at-one-ment, con Dios” Manuscrito 122, 1901.
El plan de Dios es “reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos” Efesios 1:10. Cuando esto se efectúa, “la familia del cielo y la familia de la tierra son una” DTG: 835. Entonces, “un pulso de armonía y gratitud resuena por toda la vasta creación” GC: 678. Finalmente la expiación está completa.
Dos Fases de la Expiación.-
La mayor parte de la confusión relativa a la expiación surge de la negligencia en reconocer las dos partes de la expiación. Note lo que se dice de Juan el Bautista, “Él no distinguió claramente las dos fases de la obra de Cristo, como un sufrido sacrificio y como un rey conquistador” DTG: 136-137. El libro Questions on Doctrine cometió el mismo error; no distinguió claramente; en verdad no distinguió nada; parece que no sabía nada de las dos fases; de ahí nació la confusión.
La Primera Fase.-
La primera fase de la expiación de Cristo fue la de un sacrificio sufriente. Comenzó antes que existiese el mundo, incluyó la encarnación, la vida de Cristo en la tierra, la tentación en el desierto, el Getsemaní, el Gólgota, y terminó cuando la voz de Dios llamó a Cristo de “la pétrea prisión de la muerte”. El capítulo 53 de Isaías es un vívido cuadro de todo esto.
Satanás venció a Adán en el huerto del Edén, y en un corto periodo de tiempo casi todo el mundo ha caído bajo su dominio. En el tiempo de Noé, hubo solamente ocho personas que entraron en el arca. Satanás reclamaba ser el príncipe de este mundo, y nadie se lo había discutido.
Pero Dios no reconoció la pretensión satánica de dominio, y cuando Cristo vino a la tierra, el Padre “dio al mundo en las manos del Hijo, el cual a través de su obra mediadora vindicaría completamente la santidad y la vigencia de cada precepto de la ley divina”. Bible Echo, Enero de 1887. Esto fue un desafío a las pretensiones de Satanás, y así comenzó en serio la gran controversia entre Cristo y Satanás.
Cristo tomó “el lugar del caído Adán. Con los pecados del mundo colocados sobre Él, caminaría sobre el terreno donde Adán cayó” Review and Herald, 24 de Febrero de 1874. “Jesús hizo frente voluntariamente a los más elevados requerimientos de la ley”. Review and Herald, 02 de Septiembre de 1890. “Cristo se hizo Él mismo responsable por cada hombre y mujer de la tierra” Review and Herald, 27 de Febrero de 1900.
Como Satanás reclamaba la pertenencia de la tierra, fue necesario que Cristo venciera a Satanás antes que Él pudiera tomar posesión de su reino. Satanás sabía esto, y entonces trató de matar a Cristo en cuanto nació. Sin embargo, como no sería justa una contienda entre Satanás, y un indefenso niño nacido en un pesebre, Dios frustró esto.
El primer encuentro real entre Cristo y Satanás tuvo lugar en el desierto. Después de 40 días de ayuno, Cristo estaba débil y demacrado, a las puertas de la muerte. Fue aquí donde Satanás lo atacó. Pero Cristo resistió, aún “hasta la sangre”, y Satanás fue compelido a retirarse derrotado. Pero no se dio por vencido. A través de todo el ministerio de Cristo, Satanás lo siguió obstinadamente, e hizo de cada momento una dura batalla.
El Getsemaní.-
El clímax de la lucha entre Cristo y Satanás, vino en el huerto del Getsemaní. Hasta aquí, Cristo había sido sostenido conociendo la aprobación de su Padre. Pero ahora “estaba dominado por el terrible miedo de que Dios estaba retirando su presencia de Él” 3 Espíritu de Profecía: 95. Si Dios lo abandonase, ¿podría aún resistir a Satanás y morir antes que ceder? “Tres veces la humanidad se encogió ante el último y gran sacrificio ... El destino de la humanidad tembló en la balanza” 3 Espíritu de Profecía: 99.

“La presencia del Padre se había retirado, lo vieron afligido con una amargura de dolor que excedía aquella de su última batalla con la muerte” DTG: 759.

“Cayó moribundo al suelo”, pero con su último gramo de fuerza murmuró, “Si esta copa no puede ser pasada de mí a menos que yo la beba, que así sea ...”. “Una paz celestial reposó sobre su faz manchada de sangre. Tenía que cargar aquello que ningún ser humano podría jamás cargar; porque Él experimentó los sufrimientos de la muerte de cada hombre” DTG: 693-694. En su muerte, fue victorioso.


“Cuando Cristo dijo, ‘consumado es’, Dios respondió, ‘está consumado, la raza humana podrá tener otra oportunidad’. El precio de la redención está pagado, y Satanás cayó como un rayo del cielo” Manuscrito 11, 1897.

“Mientras el Padre contemplaba la cruz, estaba satisfecho. Dijo, –es suficiente, la ofrenda está completa” Signs of the Times, 30 de Septiembre de 1899. Fue necesario, sin embargo, que le fuese dada al mundo una severa manifestación de la ira de Dios, y así, “en la tumba Cristo fue el cautivo de la justicia divina” M. V. F., 24 de Febrero de 1898. Tenía que haber abundante testimonio de que la muerte de Cristo fue real, de tal manera que tuvo que permanecer “en la tumba el tiempo asignado” Review and Herald, 26 de Abril de 1898. Cuando expiró el tiempo, un “mensajero fue enviado para liberar al Hijo de Dios del débito del cual se había hecho responsable, y por el cual había hecho plena expiación” Manuscrito 94, 1897.

“En la oración intercesora de Jesús con su Padre, afirmó que había cumplido las condiciones que
obligaban a que el Padre cumpliera también su parte del contrato hecho en el Cielo, en relación con el hombre caído. Oró: ‘He terminado la obra que tú me diste para hacer’”. La Sra. White entonces hace la siguiente explicación: “Esto es, había forjado un carácter justo en la tierra como un ejemplo para que los hombres lo siguieran” 3 Espíritu de Profecía: 260.

El “contrato” entre el Padre y el Hijo hecho en el Cielo, incluyó lo siguiente:
1.- El Hijo desarrolló un “carácter justo en la tierra como un ejemplo para que los hombres lo siguieran”. 2.- No solamente desarrolló Cristo tal carácter, sino que demostró que el hombre también podía hacerlo; y así el hombre sería “más precioso que el fino oro, más precioso que el oro acuñado de Ofir”. 3.- Si Cristo podía así presentar al hombre como una nueva criatura en Cristo Jesús, entonces Dios “recibiría los arrepentidos y obedientes, y los amaría tanto como ama a su Hijo” 3 Espíritu de Profecía: 260; DTG: 790.
Cristo “cumplió una fase de su sacerdocio muriendo en la cruz por la raza caída. Ahora está cumpliendo otra fase, rogando delante del Padre en favor de los pecadores arrepentidos y creyentes, presentándole a Dios las ofrendas de su pueblo” Manuscrito 42, 1901. “En su encarnación alcanzó el límite prescrito como sacrificio, pero no como Redentor” Manuscrito 11, 1897. En el Gólgota fue la víctima, el sacrificio. Eso fue lo máximo que pudo hacer como sacrificio. Pero ahora su obra como Redentor comenzó. “Cuando Cristo dijo ‘consumado es’, la mano invisible de Dios rasgó el resistente velo del templo desde arriba hacia abajo. Quedaba despejado el camino al Lugar Santísimo” Manuscrito 11, 1897.
Con la cruz, terminó la primera fase de la obra de Cristo como un “sacrificio sufriente”. Había alcanzado los “límites prescritos” como sacrificio. Había terminado su obra “hasta ahí”. Y ahora, con la aprobación del Padre para el sacrificio, fue autorizado para ser el Salvador de la humanidad. En la coronación que tuvo lugar 40 días después, se le dio todo el poder en el cielo y en la tierra, y fue oficialmente establecido como sumo Sacerdote.
La Segunda Fase.-
“Después de su ascensión, nuestro Salvador comenzó su obra como nuestro sumo Sacerdote ... En armonía con el servicio típico, comenzó su ministerio en el Lugar Santo, y al término de los días proféticos en 1844 ... entró en el Lugar Santísimo para efectuar la última parte de su solemne obra, para purificar el santuario” 4 Espíritu de Profecía: 265-266. En la misma página 266, la hermana White repite, con la evidente intención de enfatizar, “al término de los 2300 días, en 1844, Cristo entró en el Lugar Santísimo del santuario celestial, en la presencia de Dios, para efectuar la obra final de la expiación preparatoria para su venida”. El lector no puede dejar de notar cuan clara y enfáticamente se declara eso. Juan el Bautista “no distinguió claramente las dos fases de la obra de Cristo, como un sacrificio sufridor y como un rey conquistador” DTG: 136-137. Nuestros teólogos están cometiendo el mismo error hoy en día, y son por lo tanto inexcusables. Tienen la luz que Juan no tuvo.
Al estudiar esta parte de la expiación, estamos entrando en un terreno que es claramente Adventista, y en el cual diferimos de todas las otras denominaciones. Esta es nuestra única contribución a la religión y la teología, la cual “nos ha hecho un pueblo separado, y le ha dado carácter y poder a nuestra obra” Consejos para Escritores y Editores: 54. En el mismo lugar, E. White nos alerta contra el dejar “sin efecto las verdades de la expiación, y destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos mantenido como sagradas desde que el triple mensaje Angélico fue dado por primera vez”.
Este es un consejo vital, y escrito para este preciso instante, cuando se están haciendo esfuerzos por algunos entre nosotros, para que tengamos otras creencias, de tal manera que seamos iguales a las iglesias que nos rodean, un cuerpo evangélico y no una secta. Pablo, en sus días, tuvo que enfrentar la misma herejía. Fue acusado de ser un “tipo pestilente”, un “cabecilla de la secta de los nazarenos” Hechos 24:5. En su respuesta delante de Félix, Pablo confesó que “según el camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres; creo todas las cosas que en la ley y los profetas están escritas” Hechos 24: 14. En aquellos días los hombres se refirieron despectivamente a la iglesia como si fuese una secta, tal como lo están haciendo ahora los hombres. Pablo no se perturbó por causa de esto. No tenemos ningún registro de que él tratase de hacer que la iglesia del Dios viviente fuese reconocida como un cuerpo evangélico por hombres que pisoteaban la ley de Dios en el polvo. Al contrario, sea lo que pudieran decirle a él o a su “secta”, él confesó que creía “en todas las cosas que están de acuerdo con la ley y que están escritas en los profetas”Versículo14.

El diario religioso, Christianity Today, declaró el 3 de Marzo de 1958, que “los Adventistas están luchando vigorosamente para ser verdaderamente evangélicos. Quieren ser vistos de esa manera”. Mencionando el libro Questions on Doctrine, dice que “es la respuesta Adventista al problema de si deben ser vistos como una secta o como una denominación evangélica”. También declara más adelante que “el libro” es publicado en un esfuerzo por convencer al mundo religioso de que somos evangélicos, y de que somos uno de ellos.

Esta es una situación muy interesante y peligrosa. Un oficial que no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo, me dijo: “Nos están vendiendo”. ¡Que espectáculo para el cielo y la tierra! La iglesia del Dios viviente a la cual se le ha dado la comisión de predicar el evangelio a cada criatura bajo el cielo y a llamar a los hombres para que salgan de Babilonia, está ahora a la puerta de esas iglesias pidiendo permiso para entrar y para volverse uno de ellos. ¡Cómo ha caído el poderoso! Si su plan hubiese tenido éxito, podríamos haber sido miembros de alguna asociación evangélica y no más una distintiva iglesia Adventista del Séptimo Día. “Vendida en secreto”. Esto es más que apostasía. Esto es abandonar el Adventismo. Es el saqueo de todo un pueblo. Es negar la dirección de Dios en el pasado. Es el cumplimiento de lo que el Espíritu de Profecía dijo hace algunos años:


“El enemigo de las almas ha hecho suponer que una gran reforma debería hacerse entre los Adventistas del Séptimo Día, y que esta reforma consistiría en abandonar las doctrinas que permanecen como los pilares de nuestra fe, y entrar en un proceso de reorganización. Si esta reforma hubiese sido hecha, ¿cuál habría sido su resultado? Los principios de la verdad que Dios en su sabiduría ha dado a la iglesia remanente, serían descartados. Nuestra religión sería cambiada. Los principios fundamentales que han sostenido la obra en los últimos cincuenta años serían tenidos por error. Se establecería una nueva organización. Serían escritos libros de un nuevo orden. Sería introducido un sistema de filosofía intelectual ... No se permitiría que nada se interpusiera en el camino de este nuevo movimiento” Serie B, Nº2, páginas 54-55.

“No seáis engañados; muchos se apartarán de la fe dando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. Tenemos ahora delante de nosotros el alfa de este peligro. El omega será de una naturaleza asombrosísima” Ídem, 16.

“Cuando los hombres que están en la posición de dirigentes y profesores trabajen bajo el poder de ideas espiritistas y sofisterías, ¿guardaremos silencio, por miedo a perjudicar sus influencias, mientras las almas están siendo engañadas? ... Aquellos que se sienten tan apacibles en relación a las obras de los hombres que están despojando la fe del pueblo de Dios, están siendo guiados por un sentimiento ilusorio” Ídem 9, 11.
“Se necesitan ahora renovadas energías. Necesitamos acción vigilante. La indiferencia y la indolencia resultarán en la pérdida de la religión personal y del cielo ... Mi mensaje a usted es: No consienta por más tiempo en escuchar la perversión de la verdad sin protestar. Debemos rehusar firmemente a ser alejados de la plataforma de la verdad eterna, la cual desde 1844 ha soportado la prueba” Ídem 14-15, 50.

“He dudado y me he demorado en enviar lo que el Espíritu del Señor me ha impelido a escribir. No quería ser compelida a presentar la influencia engañosa de esas sofisterías. Pero en las providencias de Dios, los errores que se han introducido tienen que ser enfrentados” Ídem, 55.

“¿Que influencia es esa, que llevaría a los hombres en esta etapa de nuestra historia a trabajar secretamente para derribar las bases de nuestra fe, las bases que fueron colocadas al comienzo de nuestra obra a través de un estudio con oración de la palabra, y por la revelación? Sobre estas bases hemos estado construyendo los últimos cincuenta años. ¿Se asombrarían ustedes si yo veo el comienzo de una obra que removerá algunos de los pilares de nuestra fe, y no tuviese algo que decir? Tengo que obedecer la orden. ¡Enfréntenlo!” Ídem, 58.

Todo esto estaba escrito para enfrentar la apostasía en el periodo alfa. Estamos ahora en el periodo Omega, del cual la hermana White dijo que vendría, y que sería de una “naturaleza asombrosísima”. Y las palabras aún son más aplicables ahora que entonces. ¿Será el lector de “los que son tan apacibles en relación con las obras de los hombres que están engañando la fe del pueblo de Dios”? Ídem, 11.

“¿Guardaremos silencio por miedo a perjudicar sus influencias, mientras las almas están siendo engañadas? Ídem, 9. Es tiempo de levantarse y ser contado entre los fieles. Ha habido algunas veces en que he sido tentado a pensar que estoy solo, así como lo pensó Elías. Pero Dios le dijo que habían otros 7,000. Hay más que eso hoy en día, gracias a Dios. Necesitan darse a conocer, y lo están haciendo. Son muy alentadoras las cartas que estoy recibiendo. Es con profundo dolor que me doy cuenta que no puedo escribirles a todos. Estoy abrumado de trabajo.
La muerte de Cristo en la cruz corresponde al momento en que en el día de la expiación el sumo sacerdote había justamente matado al corderito del Señor en el atrio. La muerte del corderito era necesaria, ya que sin su sangre no podía haber expiación. Pero la muerte en sí misma no era la expiación, aunque fuese el primer y necesario paso. La hermana White habla de la “expiación comenzada en la tierra” 3 Espíritu de Profecía: 261. La Escritura dice: “Es la sangre la que hace la expiación” Lev. 17:11. Y, desde luego, no podía haber sangre hasta que no hubiese tenido lugar la muerte. Sin un ministerio de la sangre, el pueblo estaría en la misma posición que aquellos que en la pascua mataron al cordero pero dejaron de poner la sangre en el marco de la puerta. “Y veré la sangre”, dice Dios, “y pasaré de vosotros” Éxodo 12:13. La muerte era inútil sin la ministración de la sangre. Era la sangre lo que importaba.
Es la sangre la que tiene que ser aplicada, no “un acto”, “un gran acto”, “un acto sacrificial”, “un acto expiatorio”, “el acto de la cruz”, “los beneficios del acto de la cruz”, “los beneficios de la expiación”, expresiones todas que son usadas en Questions on Doctrine, pero es cuidadosamente evitada toda referencia a la sangre. No es un acto de ninguna especie el que tiene que ser aplicado. Es la sangre. Sin embargo, en las 100 páginas del libro que tienen que ver con la expiación, ni una sola vez se menciona que la sangre sea aplicada, o ministrada. ¿Puede ser esto apenas un descuido, o es intencional?
¿Estamos enseñando una expiación sin sangre? El hermano Nichols declara correctamente la posición Adventista cuando dice, “Creemos que la obra expiatoria de Cristo por el pecado mas bien comenzó, y no terminó en el Calvario” Respuestas a Objeciones: 408. Esto fue publicado en 1952. Deberíamos estar interesados en ver lo que la nueva edición va a decir. Muchos están esperando para saber qué es lo que deben creer en este importante asunto.
La Expiación con Sangre.-
Aquí hay algunas expresiones del Espíritu de Profecía en relación a la expiación con sangre: “Jesús estaba vestido con ropas sacerdotales. Él miró con piedad al remanente, y entonces levantó sus manos, y con voz llena de piedad dijo, ‘¡Mi sangre, Padre, mi sangre, mi sangre, mi sangre!’ ” Primeros Escritos: 38.
“Él apareció en la presencia de Dios como nuestro gran sumo Sacerdote, listo para aceptar al arrepentido, y para responder las oraciones de su pueblo, y, a través de los méritos de su propia justicia, presentarlos al Padre. Él levantó sus manos heridas a Dios, y reclamó su perdón comprado por la sangre. Yo los he grabado en las palmas de mis manos, imploró. Aquellas heridas memorables de mi humillación y angustia le aseguran a mi iglesia los mejores dones de la omnipotencia” 3 Espíritu de Profecía: 261-262.
“El arca que contiene las tablas de la ley está cubierta con el trono de la misericordia, ante el cual Cristo implora (intercede) su sangre en beneficio de los pecadores” Gran Conflicto: 415.

“Cuando en el servicio típico el sumo sacerdote dejaba el Lugar Santo en el Día de la Expiación, él entraba delante de Dios para presentar la sangre de la ofrenda por el pecado, en beneficio de todo Israel que genuinamente se había arrepentido de sus pecados. Así Cristo había apenas completado una parte de su obra como nuestro intercesor, para entrar en otra parte de la obra, y aún implora (intercede) con su sangre ante el Padre en beneficio de los pecadores” Ídem: 429.

Cristo está “ahora oficiando delante del arca de Dios, implorando (intercediendo) con su sangre en beneficio de los pecadores” Ídem: 433.

“Cristo, el gran sumo Sacerdote, implorando con su sangre ante el Padre en beneficio de los pecadores, llevó sobre su corazón el nombre de cada alma arrepentida y creyente” Patriarcas y Profetas: 351.

“Así como Cristo en su ascensión apareció en la presencia de Dios para implorar (interceder) con su sangre en beneficio de los creyentes penitentes, así el sacerdote en el ministerio diario asperjaba la sangre del sacrificio en el lugar santo en beneficio de los pecadores” Patriarcas y Profetas: 357.

“La sangre de Cristo, si bien liberaba al pecador arrepentido de la condenación de la ley, no cancelaba el pecado; este permanecería en los registros del santuario hasta la expiación final” Patriarcas y Profetas: 357.
Y con todas estas declaraciones ante el autor de Questions on Doctrine, ni una sola vez menciona la sangre como siendo aplicada o ministrada.
La Expiación Final.-
“El Padre ratificó el pacto hecho con Cristo, que Él recibiría a los hombres obedientes y arrepentidos, y que los amaría tal como ama a su Hijo”. Esto, tal como se ha dicho, fue bajo la condición de que “Cristo completase su obra, y satisficiese lo que estaba empeñado, para ‘hacer del hombre algo más precioso que el fino oro; más precioso que el oro fino de Ofir’ ” Deseado de Todas las Gentes: 790. “Esto Cristo lo garantiza” 3 Espíritu de Profecía: 250.

Cuando Cristo dijo en su oración sumo-sacerdotal, “He terminado la obra que me diste para hacer” (Juan 17:4), la hermana White comenta: “Él forjó un carácter justo en la tierra como un ejemplo para que los hombres lo siguieran” 3 Espíritu de Profecía: 260.

Al forjar este carácter justo, Cristo demostró que puede ser hecho. Pero ¿pueden otros hacer lo mismo? Eso también tenía que ser demostrado. Cristo había garantizado que se podía. Ahora Cristo tenía que hacer buena su palabra empeñada.

El carácter no se crea. Se hace; se desarrolla; se construye a través de muchas pruebas y tentaciones. Al comienzo Dios nos da una pequeña prueba, y después una mayor, y aún una más fuerte. Poco a poco la resistencia a la tentación se hace más fuerte, y después de algún tiempo ciertas tentaciones ya no son más tentaciones. Un hombre puede tener una gran lucha con el cigarrillo, pero al final sale victorioso, y su victoria puede ser tan completa que el cigarrillo no sea más una tentación.
Idealmente, así debería ser con cada tentación. La santidad no se consigue en un día. “La redención es aquel proceso a través del cual el alma es entrenada para el cielo” Deseado de Todas las Gentes: 330. Un hombre puede ganar victorias todos los días, pero aún así no lo ha conseguido. El mismo Pablo tuvo que admitir que él no “lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto”. Pero impávido exclama, “sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”. Fil. 3:12.

Cristo se ha empeñado en hacer el hombre “más fino que el oro”, más fino que el oro de Ofir. En esta obra el hombre no tiene que ser un instrumento sumiso solamente; él tiene que tomar parte activa. Note estas citas:

“La redención de la raza humana fue planeada para darle al hombre otra oportunidad” Manuscrito 14, 1898. “El plan de la salvación fue designado para redimir la raza caída, para darle al hombre otra oportunidad” Signs of the Times, 26 de Abril de 1899. Dios “miró a la víctima que estaba expirando en la cruz, y dijo, ‘Consumado es. La raza humana tendrá otra oportunidad’ ” Youth´s Instructor, 21 de Junio de 1900. “Que el trasgresor pueda tener otra oportunidad ... el eterno Hijo de Dios se interpuso Él mismo para llevar el castigo de la trasgresión” Review and Herald, 8 de Febrero de 1898. “Él sufrió en nuestro lugar para que el hombre pudiese tener otra oportunidad y otra prueba” Special Instruction Relating to the Review and Herald Office, página 28. “Al ser aceptado Jesús como nuestro substituto y garante, cada uno de nosotros será aceptado si pasamos la prueba y la oportunidad por nosotros mismos” Review and Herald, 10 de Junio de 1890. “El Salvador venció para mostrarle al hombre como tiene que vencer”. “El hombre tiene que obrar con su poder humano, ayudado por el poder divino de Cristo, para resistir y para vencer aún al costo de él mismo. En resumen, el hombre tiene que vencer así como Cristo venció ... El hombre tiene que hacer su parte; tiene que ser victorioso por su propia cuenta, a través de la fuerza y de la gracia que Cristo le da” 4 T: 32-33.

Cristo se ha empeñado en hacer vencedores a los hombres; Él lo ha “garantizado”. No fue una labor fácil; pero la obra de la expiación no estuvo terminada hasta que, y a menos que Él la hiciera. Y así Cristo perseveró hasta la realización de su empeño. De la última generación, de los más débiles entre los débiles, Cristo selecciona un grupo con el cual pueda demostrar que el hombre puede vencer así como Cristo venció. En los 144.000 (ciento cuarenta y cuatro mil) Cristo resultará justificado y glorificado. Demuestran que es posible para el hombre vivir una vida según la voluntad de Dios bajo todas las condiciones, y que el hombre puede finalmente permanecer “a la vista de un Dios santo sin intercesor” Gran Conflicto: 614. El testimonio les es dado a ellos, “que han permanecido sin intercesor a través del derramamiento final de los juicios de Dios” Gran Conflicto: 649. “Son los escogidos, coherederos con Cristo en el gran hogar del cielo. Vencieron, así como Él venció” Manuscrito, 28 de Noviembre de 1897. Se nos hace la invitación, “Ahora, mientras nuestro gran sumo Sacerdote está haciendo la expiación por nosotros, debemos procurar llegar a ser perfectos en Cristo” Gran Conflicto: 623.
Un Misterio.-
En la epístola a los Efesios, Pablo nos presenta un misterio. Dice él, “por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su esposa, y ellos dos serán una sola carne. Esto es un gran misterio: pero yo hablo en relación a Cristo y la iglesia”. Efe. 5:31-32. El matrimonio representa la unión entre Cristo y la Iglesia, efectuado por la expiación. En armonía con este cuadro del matrimonio, se efectúa el anuncio público al término de la prueba; “han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente, pues el lino fino significa las acciones justas de los santos” Apocalipsis 19:7-8. Como marido y mujer son uno, así es ahora entre Cristo y la iglesia. La expiación, la verdadera expiación, la expiación final, la expiación completa, ha sido hecha. “La familia del cielo y la familia de la tierra son una” DTG: 835.
Los 144.000.- (ciento cuarenta y cuatro mil)
Prácticamente todo Adventista ha leído los dos últimos capítulos del Gran Conflicto, el cual describe la tremenda batalla a través de la cual el pueblo de Dios pasará antes que venga el fin. Cuando Cristo fue probado al máximo en la tentación del desierto y en el huerto del Getsemaní, así los 144.000 serán probados. Aparentemente serán dejados para que mueran, ya que sus oraciones no son contestadas, así como sucedió con Cristo en el Getsemaní, cuando sus peticiones fueron denegadas. Pero su fe no fallará. Junto con Job exclaman, “Aunque Él me mate, en Él esperaré” Job 13:15.

La demostración final de lo que Dios puede hacer en la humanidad, se efectúa en la última generación, la cual lleva todas las enfermedades y debilidades que la raza ha adquirido a través de seis mil años de pecado y trasgresión. En las palabras de la hermana White, ellos llevaron “los resultados de la obra de la gran ley de la herencia” DTG: 49. El más débil ser humano será sometido a las tentaciones más fuertes de Satanás, para que el poder de Dios pueda ser abundantemente mostrado. “Fue una hora de espantosa y terrible agonía para los santos. Día y noche le suplicaron a Dios por la liberación. Por las apariencias externas, no había ninguna posibilidad de escape” Primeros Escritos: 283.
De acuerdo con la nueva teología que han aceptado nuestros dirigentes, y la están ahora enseñando, los 144.000 serán sometidos a una tentación inconmensurablemente mayor que aquella que soportó Cristo, puesto que la última generación llevará las debilidades y las pasiones de sus antepasados, y ellos dicen que Cristo estaba exento de ellas. Según ellos, Cristo no heredó ninguna de las pasiones “que corrompieron a los descendientes naturales de Adán” Questions on Doctrine: 383. Él estaba por lo tanto funcionando en un nivel diferente y más alto que aquel que tienen que enfrentar los hombres, que tienen que pelear contra pasiones heredadas, no conociendo y no teniendo entonces Él ninguna experiencia real del poder del pecado. Pero este no es el tipo de salvador que yo necesito. Yo necesito Uno que haya sido “tentado en todos los puntos así como nosotros lo somos” Hebreos 4:15. El “cristo substituto” que nuestros dirigentes nos presentan, debo rechazarlo y así lo he hecho. Gracias a Dios, “que no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras enfermedades; sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” Idem.

Pero mucho más que esto es lo que está implicado en la nueva teología; hacen una acusación contra Dios como siendo el autor de un esquema para engañar tanto al hombre como a Satanás. Esta es la situación:
Satanás ha mantenido consistentemente que Dios es injusto al requerir del hombre que obedezca su ley, lo cual él dice que es imposible. Dios ha sostenido que sí es posible, y para demostrarlo ofreció a su Hijo para que venga a este mundo y probase lo que Él estaba afirmando. El Hijo vino y guardó la ley y desafió al hombre a que lo convenciera de pecado. Fue encontrado sin pecado, santo y sin mancha. Demostró que la ley puede ser guardada, y Dios fue vindicado; y se vio que sus requerimientos de que el hombre guardara sus mandamientos eran justos. Dios había ganado, y Satanás había sido derrotado.
Pero había una dificultad en todo esto; Satanás reclamó que Dios no había jugado limpio; Él había favorecido a su Hijo, lo había hecho “exento” de los resultados de la obra de la gran ley de la herencia a la cual todos los hombres están sujetos; Él había hecho exento a Cristo de “las pasiones heredadas y de las poluciones que corrompen a los descendientes naturales de Adán” Questions on Doctrine: 383. Él no había hecho exenta a la humanidad como un todo, sino solamente a Cristo. Eso, evidentemente, invalidaba la obra de Cristo en la tierra. No era más uno de nosotros, habiendo demostrado el poder de Dios para guardar al hombre de pecar. Era un engañador a quien Dios había dado un trato preferencial y lo había liberado de las pasiones heredadas propias del hombre.

Satanás tuvo pocas dificultades en hacer que el hombre aceptara este punto de vista; la iglesia Católica lo aceptó. A su debido tiempo, los evangélicos dieron su consentimiento. Y en 1956, los dirigentes de la iglesia Adventista también adoptaron este punto de vista. Fue el asunto de la “exención” el que hizo que Pedro llevase a Cristo a un lado y le dijera: “Lejos esté de ti Señor, que esto te suceda”, lo cual provocó la ira de Cristo y le dijo a Pedro, “Quítate de delante de mí, Satanás”. Mateo 16:22-23. Cristo no quería ser exento. Le dijo a Pedro, “no pones la mira en las cosas de Dios”. Ellos piensan que es meramente un problema de semántica. Que la misericordia de Dios pueda abrirles sus ojos a las cosas que son de Dios. Con la entrega de los dirigentes Adventistas a la monstruosa doctrina de un Cristo “exento”, se han entregado a la última oposición de Satanás. Nuevamente oramos, para que Dios pueda salvar a su pueblo.

Me han preguntado qué es lo que pretendo obtener. No pretendo “ganar” ninguna discusión. Soy un ministro Adventista del Séptimo Día, cuya obra es predicar la verdad y combatir el error. La Biblia es muchas veces un registro de las protestas de los testigos de Dios contra los pecados prevalecientes de la iglesia, y también de su aparente fracaso. Prácticamente todos los que protestan sellaron su testimonio con su sangre, y la iglesia continúa adelante hasta que Dios intervenga. Todo lo que Pablo esperaba era que “salve a algunos” 1 Corintios 9:22. Prácticamente todos los apóstoles murieron como mártires, y Cristo murió en una cruz. Pasaron cuarenta años antes de que viniera la destrucción. Pero cuando Dios intervino, hizo una obra completa.

Esta denominación necesita volver a las instrucciones dadas en 1888, las cuales fueron despreciadas. Necesitamos una reforma en la organización que no permita que unos pocos hombres dirijan cualquier movimiento en cualquier parte de la tierra. Necesitamos una reforma que no permita que algunos hombres dirijan las finanzas como actualmente se hace. Necesitamos una reforma que no permita que los hombres gasten millones en instituciones no autorizadas por el voto de los constituyentes, mientras campos misioneros están sufriendo las necesidades más básicas. Necesitamos un cambio en el énfasis que se le da a las promociones, finanzas y estadísticas. Necesitamos restaurar la Escuela Sabática a su debido lugar en la obra de Dios. Necesitamos poner término al entretenimiento y a los banquetes que están deslizándose bajo el pretexto de recaudar dinero para buenos propósitos. Necesitamos ponerle término a los anuncios semanales en la iglesia que son meramente propaganda disfrazada. Esta lista podría ser en realidad muy grande.

Pero todo esto, aún cuando es importante, son al final de cuentas cosas menores. Más que nada, necesitamos una reforma y un reavivamiento. Si nuestros dirigentes no van a liderar en esto, entonces “respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos” Ester 4:14. Yo tengo buen ánimo, y oro por la paz en Israel.

Autor: Pastor M. L. Andreasen
Impreso por: Destinity Press
309 Chevalium Road, MSI 2071
Palmwoods
Queensland 4555
Australia

Antonio_Verdad_presente

Cantidad de envíos : 1
Puntos : 3
Fecha de inscripción : 14/03/2011

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba


 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.